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Reportaje:

El estrangulador estrangulado

El camionero alemán que asesinó a varias prostitutas en España y Francia se colgó en su celda del soporte de la televisión

El estrangulador murió estrangulado en su celda en la cárcel de Bayreuth, al sureste de Alemania, la noche del día 1 al 2 de este mes, cuando cumplía 48 años. Todo indica que falleció por voluntad propia -ahorcado- y que sufrió mucho menos que sus víctimas: mujeres a las que violó y mató para regodearse sexualmente con su agonía. Los carceleros encontraron colgado del soporte de la televisión en su celda el cadáver de Volker Eckert, el camionero alemán que sembró sus trayectos en España y Francia de prostitutas asesinadas para satisfacer sus perversiones sexuales.

La trayectoria criminal de Eckert se remonta al 7 de mayo de 1974, cuando tenía 15 años y vivía en la desaparecida República Democrática Alemana. Aquel día Eckert estranguló a una compañera de clase de 14 años, pero el crimen quedó impune. La policía creyó que se trataba de un suicidio.

Eckert asesinó en la escuela a una compañera de 14 años, pero el crimen quedó impune

El pasado 17 de noviembre la policía alemana detuvo a Eckert cerca de Colonia cuando iba a lavar su camión. El detenido reconoció que entre junio de 2001 y noviembre de 2006 había matado a tres prostitutas en España y dos en Francia. De propina confesó haber estrangulado a la compañera de escuela. En el intermedio, Eckert trabó conocimiento con el sistema penitenciario de la RDA, tras ser condenado a 12 años de cárcel después de que lo detuvieran en noviembre de 1987 por dos intentos fallidos de estrangular a dos mujeres. Tras la reunificación de las dos Alemanias, Eckert salió de la cárcel después de siete años.

Las dos mujeres que sobrevivieron corrieron mejor suerte que las prostitutas, a las que ofrecía 60 euros y, si aceptaban, las ataba, violaba y estrangulaba. Satisfecha su sexualidad al contemplar la agonía de sus víctimas, Eckert fotografiaba los cadáveres con una cámara Polaroid y además les cortaba mechones de cabello o se apoderaba de alguna prenda íntima. La policía encontró esa macabra colección que Eckert llevaba consigo en la cabina de su camión junto con una muñeca hinchable.

Miglena Petrova Rahim, nacida en Dobrich (Bulgaria) el 25 de mayo de 1986, fue la última de las víctimas del estrangulador. Fue contratada por éste el 2 de noviembre pasado cuando se prostituía en el arcén de una carretera en Sant Julià de Ramis (Girona). Antes había intentado conseguir los servicios de la búlgara Vicki y de otras prostitutas, pero ellas se habían negado porque el camionero les exigía que se dejasen maniatar. Miglena aceptó la condición, sin saber que eso le iba a costar la vida.

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Miglena, que convivía en España con su compatriota Severin Erol Rahim, de 25 años, fue hallada muerta el día 3. En su cuello tenía marcas de haber sido estrangulada con un cordel y el asesino, además, le había cortado mechones de cabello. Su cadáver fue hallado en Hostalric, en la autopista entre Barcelona y Girona. Una cámara de vigilancia de la empresa en la que había descargado su mercancía captó la imagen del camión de Eckert cuando se alejaba del lugar del crimen. Se dio la orden de captura internacional y el sospechoso fue detenido en Colonia.

En una reunión conjunta, españoles y franceses decidieron entregar el caso a la justicia alemana. El psiquiatra Norbert Nedopil certificó que Eckert actuaba impulsado por un irreprimible deseo sexual, lo que habría significado su internamiento permanente en un centro para enfermos mentales. El experto constató también que Eckert era consciente de lo que hacía. Esto equivalía a una posible condena a cadena perpetua con internamiento. La vista oral estaba prevista para finales de verano o el próximo otoño. Con la muerte del acusado se cierra la causa.

La fiscalía de Beyreuth llegó a la conclusión de que "no existe la menor duda de que él mismo se quitó la vida. Al abrir las celdas a las seis de la mañana apareció colgado en la suya. El acusado había preparado con trozos de tela una cuerda con la que se colgó del soporte de la televisión. En el examen de la víctima no se constataron lesiones ajenas a un suicidio".

El fiscal Thomas Janowsky da por cerrado el caso y asegura que en los días previos a su muerte nada indicaba que Eckert tuviese intención de suicidarse. El abogado de oficio del camionero, Alexander Smidtgall, se muestra afectado por la muerte de Eckert. En declaraciones a este periódico, dice que lo veía "como un ser humano" y no como un monstruo.

Smidtgall estuvo en la cárcel el viernes, dos días antes del suicidio. Según el abogado, "estaba del todo normal y muy activo en la preparación de la defensa. No tenía miedo, conocía las acusaciones que pesaban contra él y había confesado seis crímenes. Los otros 13 que se sospecha podía haber cometido no se probaron y tampoco los reconoció". Smidtgall trata de encontrar una explicación y piensa que tal vez el cumpleaños desencadenó el suicidio, "para él era una carga que su hermana no quisiera tener el menor contacto con él y no lo visitara nunca".

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