Un reto firmado en alta mar y ante notario
En una escena de película de acción, España se presentó ayer como el primer desafiante de la 33ª edición de la Copa del América, el llamado Challenger of Record. Firmó el protocolo con la Sociedad Náutica de Ginebra a bordo del barco Vava, propiedad de Ernesto Bertarelli, en alta mar, un minuto después de que el Alinghi se proclamara vencedor, mientras una lancha impedía que se acercara cualquier otra embarcación con la intención de presentar también su desafío.
Fue ante notario y "con todas las de la ley", según uno de los presentes. Entre ellos, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, principal patrocinador del proyecto; Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana; Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, y Manuel Chirivella, presidente del Club Náutico Español. Por parte suiza, Hamish Ross, consejero general del Alinghi, y Pierre-Yves Firmenich, presidente de la Sociedad Náutica de Ginebra, club defensor.
El Club Náutico Español es un club fantasma creado ex profeso para ser el desafiante y evitar que haya algún problema jurídico, pues cumpliría con todos los requisitos previstos en el Deed of Gift, que recoge las reglas de la competición.
La figura del Challenger of Record adquiere especial relevancia entre los desafiantes, ya que el club poseedor de la Copa y él pueden, de mutuo acuerdo, "llegar a un pacto satisfactorio para ambos en torno a las fechas, lugares, número de pruebas, reglamentos, regulaciones náuticas y toda condición de enfrentamiento, en cuyo caso se puede prescindir del anuncio de diez meses de antelación", según dice textualmente el Deed of Gift.
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