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Crónica:Fútbol | Copa América
Crónica
Texto informativo con interpretación

Robinho, en solitario

El madridista resuelve con tres goles un partido que Brasil nunca consiguió dominar

Diego Torres

Arrancaba la segunda parte cuando Robinho todavía esperaba un balón. Lo vio pasar por encima de su cabeza, a unos diez metros, antes de llegar a las manos del portero chileno. Robinho, que luchaba por tocar una pelota, se sintió como el último ejemplar de una especie. Abrumado, lanzó una maldición al cielo.

Brasil era una pena. No le sobra otra cosa que laterales y medios de contención sin más arte que el de rascar espinilleras.

En medio de la caterva, Robinho se sintió un extraño. Lo que ayer estaba en juego en el estadio de Maturín era la identidad futbolística de la nación más prolífica en este deporte. Sólo el delantero del Madrid se abrió paso entre la vulgaridad para salvar a su equipo de una situación desesperada. Sus tres goles lo consagran por talento y por carácter.

BRASIL 3 - CHILE 0

Brasil: Doni; Maicon (Daniel Alves, m. 26), Alex, Juan, Gilberto; Elano (Josué, m. 77). Gilberto Silva, Mineiro; Anderson (Julio Baptista, m. 46); Robinho y Vagner Love.

Chile:Bravo; Ormeño, Riffo (Vargas, m. 54), Contreras, Fuentes, Jara (Lorca, m. 46); Valdivia, Meléndez (Iturra, m. 19), Sanhueza, Mark González; y Suazo.

Goles: 1-0. M. 36. Robinho, de penalti. 2-0. M. 84. Robinho, elevando el balón sobre Bravo. 3-0. M. 87. Robinho, de un zurdazo.

Árbitro: Torres (Paraguay). Amonestó a los brasileños Gilberto, Mineiro, Robinho y Elano y a los chilenos Jara, Suazo, Vargas, Iturra y Contreras.

Partido del Grupo B. Unos 42.000 espectadores.

Brasil está tan mal de pegada que la selección de Chile tiene mejor nueve. Se llama Suazo y ayer no necesitó meter goles para dejar en evidencia la pobreza ofensiva de su adversario.

Penalizado por el juez de línea, Suazo no pudo poner en aprietos a Brasil con un gol. Sólo eso habría sido suficiente para sacar de quicio a un equipo que carece de estilo y de clase. El Brasil de Dunga vive en el alambre. Sin la fortuna de contar con un tipo como Robinho, que no se borra, ya se habría precipitado en el desastre.

Dunga pertenece a la clase de entrenadores de vocación científica. Nadie se explica por qué en Brasil no hay futbolistas más capaces que Elano o Mineiro. El hecho es que Dunga les ha brindado la posibilidad de ejercer una influencia aplastante.

El seleccionador sospecha de los jugadores con buen pie. Sospecha del amague, del pase. Tal vez por eso dejó en el banquillo a Diego, el único enganche de la plantilla. Sin el número diez del Werder Bremen, Brasil perdió precisión. El partido se convirtió en un altercado. Los chilenos pegaron. Los brasileños, también. En eso Brasil no es menos que nadie.

Brasil no podía tirar a puerta. No encontraba el modo de hacerlo. El árbitro, Carlos Torres, le facilitó las cosas con su agudo sentido del rigor. Pitó penalti y concedió a Brasil el primer remate. Robinho no falló.

Con un gol en contra, Chile perdió la ventaja estratégica de la especulación. Obligado a salir de la cueva, el equipo de Acosta desarmó las dos líneas que había colocado delante de Bravo y procuró acompañar un poco mejor a Suazo.

La reacción de Chile no tuvo más efecto que abrir el campo para Robinho. En el segundo tiempo, calmados los ánimos, el delantero del Madrid confirmó su reputación de hombre decisivo. Prácticamente solo, sacó a Brasil del pozo.

Robinho trata de zafarse de Valdivia y Ormeño.
Robinho trata de zafarse de Valdivia y Ormeño.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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