"Vamos a ganar este título"
Lorenzo se cae pero no se arruga por la victoria de Dovizioso
En un hábitat tan competitivo como el Mundial, aún existen imponderables capaces de poner patas arriba una carrera. Y cualquier piloto sabe cuál es el más poderoso: el agua. El dichoso líquido, inodoro, incoloro e insípido es capaz de decidir carreras por sí mismo como bien saben Jorge Lorenzo, Alex De Angelis y Andrea Dovizioso, los tres actores protagonistas del Gran Premio de Gran Bretaña en la carrera de 250cc. Por gracia del agua, los dos primeros quedaron eliminados para suerte del tercero, que sumó su segunda victoria del año y le recortó 25 puntos a Lorenzo, que ayer se dio el primer piscinazo de la temporada. El mallorquín no se quedaba sin terminar una carrera desde el GP de Francia 2006, y de eso hace más de un año.
'Giorgio' abrió el acelerador y salió escupido de su Aprilia en la 11ª vuelta
La lluvia no entiende de jerarquías. Cuando cae sobre un pavimento tan deslizante como el de Donington, nadie está a salvo. Ni siquiera el campeón del mundo. Lorenzo es un piloto de sensaciones. Si se levanta entonado es tan letal como impredecible se vuelve si algo le da mal cuerpo. Lo avisó durante todo el fin de semana: "Es de esas carreras donde no puedes ir rápido y no sabes por qué". Y en el motociclismo, como en otros ámbitos, lo que mal empieza mal acaba. Y la peor manera de concluir una carrera es en el suelo, como terminó ayer Giorgio tras salir escupido de su Aprilia cuando apenas había transcurrido media carrera (11ª vuelta). El motorista español rodaba segundo entonces, con Dovizioso pegado a él y tratando de atar en corto a De Angelis, el autor de la pole que se desmarcó de buenas a primeras. Al paso por una curva a la derecha, la moto del balear se encabritó, cuando el piloto abrió el acelerador, y lo proyectó al aire, calcando el accidente que más veces se repitió en la carrera. Hasta 14 accidentes se produjeron, por más Héctor Barberá protagonizó tres de ellos. Cuando llueve, la diferencia entre unos pilotos y otros se estira, y los que ruedan más apurados toman muchas precauciones. Prueba de ello es que antes de cruzar la meta con un caballito para celebrar su triunfo, Dovizioso dobló a 11 pilotos, y sólo los seis primeros clasificados terminaron en la misma vuelta.
A diferencia de lo que ocurre con las máquinas de MotoGP, que incorporan propulsores de cuatro tiempos y centralitas que controlan la entrega de potencia, el piloto de 250cc debe tener una muñeca derecha de delineante. Y el más fino y preciso de todos es Dovizioso. Consciente del exceso de arrojo que demuestra en ocasiones De Angelis, el motorista italiano le fue recortando metros, a base de cerrar su trayectoria en las curvas, hasta pegarse a su rival a falta de cuatro vueltas. Colocado detrás de la Aprilia del sanmarinense, Dovi le metió presión hasta que le venció, a dos vueltas para la bandera de cuadros, cuando De Angelis rodó por el suelo al marcharle el neumático delantero.
"No es momento de llorar como una niña", dijo Lorenzo una vez se serenó. "No os preocupéis", espetó dirigiéndose a los medios de comunicación, "porque vamos a ganar este título".
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