Exploradores franceses
Citroën y Peugeot presentan sus primeros todoterrenos, C-Crosser y 4007, dos modelos gemelos que sólo se diferencian en detalles de diseño. Ambos ofrecen interiores amplios y prácticos, con siete plazas, completos equipamientos de serie y una mecánica con motor 2.2 HDi de 156 CV y tracción 4×4. Llegarán en septiembre con tarifas a partir de 34.500 euros.
Son tan iguales que costará decidirse por uno u otro. Los nuevos Peugeot 4007 y Citroën C-Crosser tienen idéntico tamaño y comparten carrocería, interiores, mecánicas y hasta equipamientos. Además, saldrán a la venta a la vez, en septiembre, y con el mismo precio: desde 34.500 euros. La única diferencia está en la estética, que recoge la decoración de cada marca en el frontal y otros elementos, como las llantas. En el interior, menos diferenciado, apenas cambian las tapicerías y el escudo del volante.
Los dos 4×4 son el resultado de la alianza firmada entre Mitsubishi y PSA (Peugeot y Citroën) para desarrollar un nuevo todoterreno ligero. Son acuerdos que están de moda en el sector del automóvil, porque permiten a los fabricantes reducir los costes y compartir las tecnologías. Y de la colaboración han salido tres modelos: Mitsubishi Outlander, Peugeot 4007 y Citroën C-Crosser. Todos se fabrican en Japón, en una factoría de la marca japonesa.
Los tres son propuestas modernas y muy versátiles, porque permiten circular dentro y fuera por asfalto, combinan confort y seguridad y tienen interiores desahogados que permiten alojar hasta siete personas o cargar bultos muy grandes.
El Outlander está ya a la venta y lleva un motor diferente al de sus hermanos franceses, un 2.0 turbodiésel (140 CV) de VW. Pero el 4×4 oriental reemplazará en octubre este propulsor por el 2.2 HDi turbodiésel de 156 CV que montan ya los 4007 y C-Crosser.
Línea estilizada e interior flexible
La apariencia de la carrocería es el primer punto fuerte de estos coches, que miden 4,64 metros de largo. Presentan una línea estilizada y con gancho, en parte porque su altura es inferior a lo normal y crea una estampa proporcionada con cierta deportividad. El frontal es propio de cada marca, y en uno y otro varían los faros, la parrilla y los parachoques. En la zaga sólo cambian los pilotos y algún detalle menor.
El interior, común también para ambos modelos, muestra un salpicadero algo simple y apagado, pero reúne muchos de los aspectos prácticos de los monovolúmenes y sobresale por su funcionalidad. Para empezar, cuenta con siete plazas en tres filas (2+3+2). La tercera sólo sirve para niños pequeños y casos de apuro, pero se esconde en el suelo cuando no se necesita, deja el piso plano y apenas resta espacio al maletero. Y la segunda se desliza adelante y atrás, y permite regular la inclinación de los respaldos para poder recostarse un poco y reforzar el confort en los viajes. También incluye una buena cantidad de huecos para objetos (dos guanteras, seis posavasos...) y aspectos muy cómodos como el plegado eléctrico de la segunda fila: basta pulsar un botón en el maletero para que se repliegue contra las butacas delanteras, liberando mucho espacio.
El maletero es pequeño si se utilizan todas las plazas, 184 litros, pero sube ya a 510 al esconder las dos últimas en el piso.
Conducción casi de turismo
Al volante se va sentado alto, como en la mayoría de todoterrenos y monovolúmenes,
pero la postura a los mandos es similar a la de los turismos, y el comportamiento dinámico también se parece, con una dirección precisa y poco balanceo en las curvas. El motor 2.2 HDi de 156 CV va asociado siempre a la tracción 4×4 y a un cambio manual de seis marchas (de momento no hay automático), y aporta buenas prestaciones: permite acelerar de 0 a 100 km/h. en 9,9 segundos y alcanza 200 km/h. Por contra, la insonorización podría mejorar, porque se escucha más de lo deseable, aunque se mantiene en niveles correctos. El consumo es de 9,5 litros en ciudad y 5,9 en carretera, y las emisiones de CO2 se sitúan en 191 g/km.
La tracción 4×4 se maneja con un mando giratorio situado junto al freno de mano y permite seleccionar tres posiciones: 2WD, para circular sólo con tracción delantera y reducir así el consumo (indicado para asfalto seco); 4WD, en la que el coche reparte la potencia entre los ejes delantero y trasero en función de la adherencia (asfalto deslizante, pistas de tierra), y 4WD Lock, que bloquea el reparto de potencia al 50% entre cada eje (barro, arena, nieve...).
Con todo de serie
El equipamiento es muy completo y supone otro de los mejores argumentos de los 4007 y C-Crosser. Cada uno se venderá con dos acabados y siempre con el mismo precio: el Peugeot, en
Premium y Sport Pack; el Citroën, en VTR y Exclusive. Las terminaciones iniciales, Premium y VTR (34.500 euros), vienen ya con ABS, seis airbags, ESP, tracción 4×4, climatizador, siete plazas, radio-CD con MP3, ordenador de viaje, sensores de lluvia y luces, y llantas de aleación de 16 pulgadas. Los acabados Sport Pack y Exclusive (38.400) añaden tapicería de cuero, asiento del conductor de ajuste eléctrico, sensor trasero de aparcamiento, cargador de seis CD y llantas de 18 pulgadas.
La relación entre precio y equipamiento sitúa a los 4007 y C-Crosser entre los todoterrenos de siete plazas más asequibles. En cambio, si se comparan con los de cinco plazas resultan algo caros. En este sentido, Peugeot ha anunciado que lanzará en enero una tercera versión, denominada Confort, con cinco plazas, menor dotación de serie y tarifas más bajas. Y Citroën probablemente aplicará una estrategia parecida.
UN INTERIOR COMÚN, PERO MUY FUNCIONAL
AL IGUAL que sucede con la carrocería, los 4007 y C-Crosser comparten también el interior: desde el salpicadero y los paneles de las puertas hasta las soluciones prácticas. Por dentro, las diferencias estéticas entre uno y otro son mínimas, y se limitan al escudo del volante y las tapicerías. La foto superior corresponde al Peugeot, y la inferior, al Citroën.
El salpicadero resulta un poco sencillo y apagado, pero recoge detalles modernos como la pantalla táctil central (primera foto pequeña), que puede integrar como opción un navegador en color y la cámara trasera de ayuda al aparcamiento (2.400 euros los dos). Otro detalle interesante es el mando de la tracción 4×4, una sencilla rueda giratoria que facilita al máximo el uso del sistema.
Pero lo mejor del interior es su espacio y sentido práctico, casi equivalentes al que ofrecen los monovolúmenes compactos. Las siete plazas se reparten en tres filas (2+3+2), y las dos primeras sirven para adultos. En la tercera, en cambio, sólo caben niños pequeños y con apuros. Pero si no se necesita, se oculta en el piso y deja libre un gran maletero de 510 litros (184 con siete plazas).
La segunda fila se adapta también según se necesite: puede adelantarse y retrasarse para ampliar la capacidad de carga o el espacio para las piernas. Además, lleva un botón en el maletero para plegarla eléctricamente contra los asientos delanteros, liberando mucho espacio. El portón trasero contribuye también al confort y sentido práctico. Se abre en dos partes, y como la inferior soporta 200 kilos de peso, permite apoyar los bultos más grandes y pesados para facilitar la carga.
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