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Las patronales provinciales cortan las alas a Cierval

CEV, COEPA y CEC perfilan la estructura de la entidad autonómica

Las tres patronales provinciales perfilan desde hace semanas la estructura de la entidad autonómica que acordaron instituir hace 26 años para evitar que Cierval se convierta en una cuarta entidad patronal al margen de las asociaciones provinciales a las que representa. Las dificultades para cerrar un acuerdo sobre las vías de comunicación y organización internas de Cierval revela las resistencias del equipo que preside Rafael Ferrando.

Lo arduo del acuerdo para optimizar recursos es impropio desde una perspectiva económica

Cierval tiene atribuida la condición de interlocutor de las organizaciones patronales valencianas ante la Generalitat Valenciana, la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), incluso ante la Unión Europea. Pero algunos pronunciamientos de Cierval a lo largo de los últimos años han levantado ampollas entre miembros de las patronales provinciales a las que representa.

La Confederación Empresarial Valenciana (CEV), la patronal de Valencia, planteó hace más de un año la necesidad de establecer cauces internos de comunicación que evitaran esos problemas y garantizarán la representatividad de Cierval.

José Vicente González, presidente de la CEV, tuvo que aclarar que en absoluto aspiraba a desplazar a Rafael Ferrando de la presidencia de Cierval para que la revisión de los procedimientos internos de trabajo de la patronal autonómica fuera tenida en cuenta.

Las tres patronales provinciales formularon sus propias fórmulas para mejorar la representatividad de Cierval y sus secretarios se sentaron a negociar un documento conjunto.

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La CEV pretendía que el acuerdo se difundiera antes de las pasadas elecciones autonómicas para subrayar la "independencia" de Cierval, una de las características que las tres propuestas provinciales destacan como primordial. Pero la cosa se complicó sin motivo aparente. El acuerdo definitivo debe difundirse a lo largo de esta semana y, previsiblemente, hoy.

Cierval, inicialmente Confederación Interprovincial de Empresarios Valencianos, se instituyó en 1981 por acuerdo de las tres patronales provinciales que se habían organizado de forma espontánea desde 1977. Durante años, los presidentes de las organizaciones provinciales se turnaban en la presidencia de Cierval. Al principio en plazos de un año y desde 1986, en plazos de tres.

La cosa cambió cuando José Luis Montes Tallón, presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de la Provincia de Alicante (COEPA) asumió la presidencia de turno de Cierval entre 1996 y 1999 y Rafael Ferrando asumió la presidencia de la CEV en 1997. Ambos apostaron por dar cuerpo patronal al concepto de "poder valenciano" de ámbito autonómico que estimulaba Eduardo Zaplana desde la presidencia de la Generalitat. Tras dos años de ardua tarea, las tres patronales provinciales acordaran constituir una asamblea general de Cierval. La CEV contaba, y cuenta, con un peso del 42% en esa asamblea; COEPA, con el 32%; y la Confederación Empresarial de Castellón (CEC), con el 26%.

Ferrando fue el primer presidente electo de Cierval en 1999 y renovó su mandato en 2003. Compaginó la presidencia de la CEV y Cierval hasta 2005, cuando dejó la patronal provincial. El solapamiento de las patronales autonómica y provincial de Valencia era evidente. Incluso fértil. Pero cuando Ferrando dejó la CEV quedó al descubierto la aparente fragilidad de Cierval como entidad separada.

Y ahí reside el fondo del debate actual. ¿Tiene sentido Cierval como entidad separada? Los secretarios de las patronales provinciales dan vueltas al asunto desde hace semanas. Formalmente, Cierval está presente en las negociaciones pero no tiene voz ni voto. Pero la doble condición de Rafael Montero como secretario general de Cierval y de la CEC tira por tierra esa premisa.

Y lo arduo de la negociación entre representantes patronales para optimizar y compartir los recursos materiales y humanos de que disponen resulta impropio desde una perspectiva exclusivamente económica.

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