Ejemplar único
La XBRR es una moto exclusiva creada para la competición que reúne lo mejor de Buell
ERIC BUELL es un apasionado de las Harley-Davidson que creó su propia marca y después se integró en el fabricante norteamericano. Este ingeniero poco convencional tiene una visión muy particular de cómo debe ser una moto, y las Buell recogen sus gustos: son modelos atípicos con medidas y soluciones peculiares que reflejan fielmente las ideas de su creador.
La XBRR cuesta 35.000 euros y es una moto de competición diseñada para correr en campeonatos de circuito, como el Extrem americano y otras pruebas de reglamento libre. Se han fabricado sólo 150 unidades y ya están todas vendidas, incluida la única que llegará a España, y que hemos podido probar.
Al igual que sus hermanas de calle, la XBRR lleva un bastidor monocasco con forma de doble viga que hace también de depósito de combustible. La carrocería está fabricada íntegramente en fibra de carbono y tiene una aerodinámica muy afinada en muchas horas de trabajo en el túnel de viento. Por lo demás, emplea los mejores materiales disponibles en la actualidad, como magnesio, titanio, ergal, aluminio y fibra de carbono, porque su objetivo es lograr la mayor robustez con el mínimo peso.
MÁXIMA SOFISTICACIÓN
El motor se basa en el que monta la Harley Thunderstorm, un 1.340cc V2 a 45º en el que se ha modificado casi todo -pistones, cilindros, cárteres y cigüeñal- para elevar la potencia a 150 CV sin poner en peligro la fiabilidad. El cambio es de cinco marchas, y en la transmisión se ha sustituido la habitual correa dentada de neopreno por una cadena clásica con corona y piñón que permite variar los desarrollos con más facilidad en los circuitos.Los demás componentes son de lo más sofisticado del mercado: suspensiones Öhlins en los dos trenes, llantas de magnesio y el original freno de disco perimetral de Buell, que va anclado al cerco de la llanta y se acompaña en esta moto con una espectacular pinza de ocho pistones
UNA MOTO DE CIRCUITO
Como sucede con todas las Buell, la XBRR presenta unas medidas extremas, y tanto la distancia entre ejes como el ángulo de dirección son más propios de una moto de carreras de media cilindrada. En teoría es una moto pequeña, pero tiene un puesto de conducción espacioso, con una cúpula grande que protege bien, incluso a pilotos de tallas medias o grandes.Arrancar la XBRR exige todo un protocolo, porque no lleva motor de arranque y la elevada compresión de su propulsor bicilíndrico requiere un motor auxiliar que haga girar la rueda trasera sobre el caballete. Una vez en marcha, el ruido es bronco y poderoso, y aunque vibra, este detalle no es un defecto en una moto de carreras. Pero lo mejor empieza al insertar la primera, porque transmite sensaciones muy particulares. El motor responde con contundencia desde bajo régimen y muestra todo su poderío entre 5.000 y 8.000 vueltas, por lo que no merece la pena estirar más. Y al ser una moto corta, con las masas muy centradas, resulta extremadamente ágil. Sin embargo, para aprovechar todas sus posibilidades en circuito hay que pasar un buen periodo de adaptación. Aun así ofrece una conducción muy divertida, y tiene, sobre todo, una respuesta muy directa entre el mando del acelerador y la rueda trasera que hace sentir toda la adrenalina de las motos de carreras
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