Una treintena de 'ultras' se encara con la directiva
Tenía razón Hristo Stoichkov cuando dijo en la víspera del partido que el Atlético entraría en el campo con mucha más presión que el Celta.Anoche parecía que los que se jugaban la UEFA eran los vigueses y no los de Javier Aguirre. Unos 30 ultras del Frente Atlético se dirigieron hacia el palco tras el gol de Baiano en el minuto 67 de la segunda parte y sólo la intervención de los antidisturbios impidió que se enzarzaran contra la directiva y el presidente Enrique Cerezo. "Tienen todo el derecho del mundo de estar cabreados con nosotros", dijo el técnico del equipo madrileño, Javier Aguirre, desconociendo que los ultras esperaron la salida de los directivos una vez terminado el encuentro.
Los rojiblancos se paralizaron en el partido más importante de la temporada. "No sé cómo explicarlo, es una especie de factor de presión, de auto-presión, de querer y no poder, de intentarlo y no conseguirlo, de empujar y no llegar", lamentó el técnico mexicano, quien se mostró comprensivo con el enfado de la afición.
El entrenador rojiblanco señaló que el principal responsable de la derrota había sido él mismo. "Estoy muy afectado porque se nos escapó de las manos la posibilidad de llegar al último partido dependiendo sólo de nosotros mismos", analizó. "El vestuario está igual de mal que yo. Es un golpe duro de encajar el hecho de que en el último partido en casa hayamos perdido de una manera tan fea", admitió, intentando explicar cuáles habían sido las claves del encuentro.
"Nunca encontramos el ritmo, jugamos demasiado partidos. El empate ha sido un punto de inflexión importantísimo; de haber aguantado el marcador hubiera sido otra historia", matizó. "Con el 1-2, el golpe psicológico fue muy fuerte, vi demasiada precipitación en el equipo", destacó. "Lo más grave de todo esto es que ahora mismo no dependemos de nosotros mismos. Pero, si somos un equipo grande, nos dejaremos la vida en el Reyno de Navarra el domingo que viene", aseguró al abandonar la sala de prensa.
Si Aguirre vio a un vestuario muy afectado, Stoichkov se encontró a los suyos llorando. "El equipo ha demostrado que tiene casta y carácter y cuando quiere ganar lo consigue. Estoy muy ilusionado por el trabajo que han hecho mis jugadores y porque cuando he entrado en el vestuario estaban todos llorando de alegría", dijo completamente afónico. "Ni me enteré de cómo han terminado los demás partidos para la permanencia, estaba muy centrado en el equipo. Nos queda una semana en la que hay que dar lo máximo y trabajar sin miedo", dijo.
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