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Reportaje:

La magia tribal que atrapó a Picasso

El museo de Málaga organiza una muestra sobre las influencias no occidentales en la obra del artista

En 1907 Pablo Picasso talló en un trozo de madera -posiblemente de una pata de una mesa o una silla, según cree Marilyn McCully- una pequeña figura que regaló como muñeca a la hija de una modelo. Se trata de una composición sencilla, de formas rectas, con los brazos delante pegados al cuerpo. Lo más parecido a las figuras tribales que Picasso había visto en la colección del Museo Etnográfico del Trocadero, en París, procedentes de África y Oceanía, y que le causaron un gran impacto. "Fue increíble, las máscaras no eran unas esculturas como otras, en absoluto, eran algo mágico", contó el pintor.

En 1961, la modelo que pasaba por dificultades económicas pidió a Picasso que autentificara aquel objeto, que vendió a una galería. En 1964, la pieza fue fundida en bronce y se realizó una serie de 12 estatuillas. Una de ellas ha acabado en los fondos del Museo Picasso Málaga que desde el lunes día 4 la exhibirá al público de una forma muy singular en una de sus salas temporales, rodeada de varias tallas tribales de África y Norteamérica para evidenciar las influencias que marcaron a Picasso.

En la exposición que se abre el lunes destaca la talla de Gauguin La siesta de un fauno

Se trata de la primera de una serie de exposiciones con las que la pinacoteca quiere exhibir contextualizada algunas de las obras de sus fondos. "Serán pequeños montajes pero deliciosos", según la consejera de Cultura, Rosa Torres.

La muestra Pequeña figura. la colección en su contexto, reúne 10 esculturas de diversa procedencia, entre ellas dos africanas (Congo y Costa de Marfil) que estaban en 1907 en el museo del Trocadero cuando Picasso lo visitó y quedó atrapado por su magia.

La fascinación por el arte tribal fue común entre los jóvenes artistas de vanguardia de París en los comienzos del siglo XX. Según la comisaria de la exposición, Marilyn McCully. para ellos se trataba de una manera de "abrir nuevas avenidas a la creación artística, frente a la pintura muy académica del siglo XIX, que consideraban decadente y que no les ofrecía nuevas posibilidades".

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En Picasso, esta influencia se plasmó en uno de sus considerados óleos maestros, Las señoritas de Avignon, pintado también en 1907, en el que retrató a las mujeres con las caras cubiertas por máscaras.

Según McCully, además del atractivo por las formas y por la exploración de otros cauces de expresión artística, a Picasso también le fascinó el carácter mágico de las representaciones africanas, de la que fue coleccionista.

En la exposición del Museo Picasso Málaga destaca una talla en madera de Gauguin, La siesta de un fauno, y está también la talla original de Pequeña figura que Picasso hizo en madera en 1907 y que actualmente pertenece a la Art Gallery de Ontario (Canadá). Entre las figuras expuestas hay también una segunda talla del propio Picasso. Son tres desnudos realizados sobre un objeto de madera de forma circular y con mango, similar a la que presenta Akua-ba, un objeto de la cultura asante procedente de Ghana.

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