PSOE y BNG están condenados a pactar el gobierno de las ocho ciudades gallegas

Condenados a entenderse. Si PSOE y BNG funcionan como buenos socios de gobierno, dirigirán las ocho mayores ciudades de Galicia y una buena parte de los municipios de los cinturones industriales de Vigo y A Coruña. Es un todo o nada. Si los pactos no funcionan bien, no gobernarían en ninguna de las ciudades, al carecer por separado, de mayoría absoluta.

Para los pesimistas, el mejor ejemplo es Vigo, donde nacionalistas y socialistas gobernaron cuatro años muy mal avenidos (1999-2003) y otros seis meses (2003) que acabaron en ruptura y entrega de la alcaldía a un gobierno del PP en minoría. Los optimistas tienen los ejemplos de Pontevedra, Santiago e incluso el Lugo de hace 8 años. Tal vez la vía de pacto PSOE-BNG más posibilista sea la adoptada en la Xunta (2005): un solo gobierno con reparto, más o menos tenso, de protagonismos.

Las 8 ciudades suman el 37% de la población, pero concentran el 80% del PIB de Galicia

El caso es que si PSOE y BNG responden a sus expectativas de formar gobiernos de izquierdas, en su mano no sólo tendrán los ayuntamientos más grandes y poderosos, si no también los más dinámicos, jóvenes y productivos.

Según los últimos datos del Atlas Socioeconómico de Caixanova y del directorio Ardán, las 8 ciudades gallegas suman el 37% de la población, pero con sus cinturones industriales, concentran el 80% del Producto Interior Bruto (PIB) de Galicia, el 80% de todas las empresas con sede en Galicia y casi la totalidad del empleo privado de la comunidad.

Dicho de otro modo, lo que estos días se juegan los alcaldables no son sólo 600 millones de euros en presupuestos municipales de 8 ayuntamientos, sino un importante poder de administración sobre los 63.500 millones de euros que mueven las empresas asentadas en sus municipios.

"A nivel personal, me dejo mucho en el camino. Espero que el pacto [PSOE-BNG] funcione, por el bien de la ciudad", declaró ayer Corina Porro, la candidata a una alcaldía gallega más votada en las elecciones de ayer (66.574 votos). Sus declaraciones reflejan el sentir de los candidatos del PP. Estuvieron a muy poco de las alcaldías de Vigo, Ourense y Pontevedra, pero se quedan muy lejos de la posibilidad de mandar. Mejor dicho, sólo tienen una posibilidad de mandar: que PSOE y BNG no trabajen bien juntos, como sucedió en Vigo hace cuatro años. De hecho, el PP ha quedado en Galicia muy lejos del poder local. Se cuenten como se cuenten los votos, la situación final es que la mayor ciudad gallega gobernada por el PP es Ribeira (la 13ª localidad de Galicia). El municipio coruñés tiene poco más de 27.000 habitantes.

Entre los 15 mayores ayuntamientos gallegos, Ribeira es la única alcaldía del PP y una de las pocas entre las 40 localidades más importantes. De ahí hacia abajo, especialmente en los municipios de menos de 5.000 habitantes, el PP mantiene su hegemonía.

De momento, casi todos los alcaldables en Ferrol, Pontevedra, Lugo, Ourense, Vilagarcía, Santiago y A Coruña han enviado claros mensajes de pacto. Especialmente en Vigo, donde tanto Abel Caballero (PSOE) como Santiago Domínguez (BNG) se esfuerzan desde anteanoche por transmitir a sus votantes que lo de Ventura Pérez Mariño (PSOE) y Lois Pérez Castrillo (BNG) no volverá a suceder.

Si la gestión del poder local entre el PSOE y BNG funciona bien, sus gobiernos municipales dispondrán de una buena réplica en la Xunta, lo que añade a la tarea política la importante administración del crecimiento empresarial y del empleo. En el caso de Vigo y A Coruña, por ejemplo, el clamor empresarial está en que los 16 años de Gobierno del Manuel Fraga en la Xunta no se ha habilitado el suelo industrial suficiente para absorber la demanda de inversiones.

Una de las bazas que Abel Caballero ha vendido a su electorado empresarial es la unidad de acción entre el Ayuntamiento, el Puerto, la Zona Franca y la Xunta en Vigo.