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Reportaje:Elecciones 27M

Papeleta blanca, voto negro

Los tres partidos mayoritarios coinciden en la necesidad de reformar el voto emigrante, cada vez más cuestionado y decisivo

Más de 300.000 gallegos censados en el extranjero tendrán derecho a voz y voto en las elecciones locales del 27-M. Serán el 12% de los potenciales votantes, casi uno de cada ocho. Asturias es la comunidad que más se acerca a ese porcentaje y no llega al 7% de electores emigrantes.

La sangría migratoria del siglo XX sólo podría ser uno de los factores que determinase un censo tan abultado de residentes ausentes. No sería suficiente para explicar por qué el censo de residentes ausentes se ha incrementado a un ritmo 20 veces superior al de potenciales votantes. Sólo las campañas de los partidos en las comunidades de emigrantes podría explicar que la participación de los residentes ausentes haya crecido siempre por encima de la media española.

Entre 1982 y 2004, el Gobierno que convoca legislativas las gana en el extranjero

Ourense duplica prácticamente la media de votantes ausentes del resto de las provincias gallegas. Allí, uno de cada cinco potenciales votantes tienen residencia permanente en el extranjero. En Ourense también se encuentran los ocho municipios gallegos de mayor censo emigrante, por encima del 40% del total en todos los casos, situados en una zona muy reducida de la provincia, en el suroeste de la ciudad capital: Avión, Bande, Gomesende, Arnoia, Quintela de Leirado, Beariz, Boborás y Verea. Todos ellos están gobernados por alcaldes del PP.

¿Se trata del mayor vivero de emigrantes de Galicia? Xosé Manuel Núñez Seixas, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, descarta esta hipótesis. "No se trata de zonas excepcionalmente emisoras de emigrantes. En algunos de esos municipios, como Beade o Avión, hay una alta proporción de emigrantes exitosos y bien relacionados con el poder local. En mi opinión, estamos ante una estrategia de compensación del descenso demográfico para llenar las arcas de votos".

Los tres principales partidos de Galicia ya han escogido ponentes entre sus diputados autonómicos para elevar al Congreso antes de fin de año una propuesta de reforma de la Ley Electoral de 1985 que corrija las anomalías, aunque parece difícil que puedan llegar a un consenso. Donde hay mayor coincidencia es en una gestión y depuración más rigurosa del censo de ausentes. Los datos indican que entre 1982 y 2004, el Gobierno que convoca elecciones legislativas las gana en el extranjero.

Si el derecho a voto para los residentes ausentes en España ya es excepcional por incluir todo tipo de elecciones, lo es más aún en las de carácter local. Dado el sistema empleado, lo que el votante escribe en la papeleta puede no responder estrictamente a lo que el procedimiento dicta o puede no ser perfectamente legible. Si se suma a esto el reñido carácter de unas elecciones locales, donde un puñado de votos puede decidir qué partido se hace con la alcaldía, el resultado es un elevado número de quejas.

La mitad de los países que aceptan el voto desde el exterior sólo lo contemplan en urnas dispuestas en sedes consulares. Es la opción más segura para evitar irregularidades, pero excluye a quienes viven en países donde no hay consulados y a los habitantes de zonas alejadas de ellos. Sólo 24 países admiten exclusivamente el voto postal y otros 27 aceptan fórmulas mixtas. España se encuentra entre estos últimos, pues admite el voto por correo y en las oficinas consulares, pero está lejos aún de los países más avanzados tecnológicamente, como Holanda y Estonia, pioneros en voto electrónico.

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