Una campaña de todos contra todos
Izquierda y derecha se enfrentarán en las urnas pendientes de sus rencillas internas
Elegir alcaldes y concejales, la presidencia de la comunidad autónoma y sus parlamentarios es el objetivo de las elecciones del 27 de mayo, en las que, según las encuestas, el PP parte con ventaja. Pero también están en juego otras cuestiones en una cita con 200.000 votantes nuevos.
- Desbancar a Aguirre. En la Comunidad de Madrid, los socialistas llevan meses preparando el juego. Como si fuera una partida de ajedrez, el candidato del PSOE, Rafael Simancas, ha entrenado a sus huestes para evitar deserciones, como ocurrió en mayo de 2003. Simancas no olvida que la espantada de Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez quebró su sueño de convertirse en presidente. Los socialistas añoran la sede del Gobierno regional, perdida por Joaquín Leguina en 1995 a manos del actual alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón.
La izquierda regional (PSOE e IU) juega a mirarse de reojo por si el domingo 27 tienen que estrechar manos. Pero, de momento, son miradas frías. Inés Sabanés, la candidata de IU, evita los juegos y alardea de su soltería política, a sabiendas de que los comicios, de inclinarse hacia la izquierda, podrían depararle una boda con Simancas.
- Recuperar el Ayuntamiento. En el Consistorio ocurre tres cuartos de lo mismo. Los populares se han acostumbrado al sabor de la mayoría, que mantienen desde 1989. Desde entonces, los socialistas ansían recuperar el trono, ahora con un candidato que apela al espíritu de Tierno Galván. Miguel Sebastián, alcaldable socialista, asume el reto de devolver el Ayuntamiento a la izquierda. Pero su principal oponente no es un recién llegado: Ruiz-Gallardón concurre a sus sextas elecciones y aspira a su cuarta mayoría absoluta.
Con estos antecedentes, Sebastián tendrá que empeñarse a fondo para lograr buenos resultados. A su izquierda, Ángel Pérez, candidato de IU, no quiere convertirse en convidado de piedra. Amaga cortésmente a Ruiz-Gallardón con argumentos estratégicos, y a Sebastián, más suave pero contundentemente, con argumentos tácticos, y ante los dos esgrime una cultura ideológica propia, anticapitalista.
- Más que dos plazas. Los tambores de guerra en el PP tronan a ritmo nacional. La presidenta regional, Esperanza Aguirre, y Ruiz-Gallardón lanzan mensajes con acento estatal. Mientras, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, ocupan plaza en la tribuna de sombra y se preocupan por el resultado de los comicios, considerados un termómetro de la temperatura política. Ambos aspiran a lograr las dos plazas, consideradas muy importantes para el futuro de sus partidos con vistas a las elecciones generales, que están a la vuelta de la esquina.
- Un mínimo necesario. IU practica un doble juego. Por un lado, intenta batirse para lograr los votos de la izquierda. Pero no olvida que debe mantener el 5% de las papeletas, el mínimo necesario para lograr representación y que le permite jugar en los asuntos regionales y municipales. Este partido ha vivido hace pocas semanas una áspera lucha interna para dilucidar los candidatos a la Comunidad y el Ayuntamiento. Sabanés y Pérez guardan algunas cicatrices que deben esconder a sus votantes.
- Primarias Gallardón-Aguirre. La tormentosa relación entre Aguirre y Ruiz-Gallardón tiene una razón de ser: son rivales en el seno de su partido, el PP. Y ahora más que nunca, porque en estos comicios se juegan sus aspiraciones en el ruedo político nacional. Cada uno defiende un punto de vista diferente sobre el camino que debe hacer el PP para regresar a La Moncloa.
Aguirre abandera el sector más conservador, agrupado en torno a los principales dirigentes de los gobiernos de José María Aznar. Ruiz-Gallardón defiende un rumbo más centrista y pretende dar el salto a las listas al Congreso una vez que revalide la alcaldía. La vara de medir quién gana estas primarias oficiosas del PP van a ser las papeletas del 27 de mayo. Esa noche, el ganador llevará como trofeo sus votos a la calle de Génova, la sede del PP, para reclamar que se le reconozca como líder necesario para el futuro del partido.
- Lucha intestina en el PSOE. También los socialistas tienen su batalla interna. Los bandos enfrentados son la dirección nacional, con sede en la calle de Ferraz, y la regional, en la calle de Miguel Fleta. En el Partido Socialista Madrileño (PSM) aún no se ha digerido muy bien la intervención directa de José Luis Rodríguez Zapatero al elegir al candidato municipal. El resquemor tiene que ver con que optara por un independiente, Miguel Sebastián, ajeno a la militancia del PSM, y con el indisimulado apoyo que Ferraz ha dado a su campaña. Si al final los socialistas no consiguen echar a Aguirre y Gallardón, muchos en el PSM no se conformarán con las cabezas de Sebastián y Simancas, sino que mirarán a La Moncloa para pedir responsabilidades.
- La clave para un gobierno de izquierdas. Si hay una oportunidad para que IU toque poder, está en la Comunidad de Madrid. Si el electorado se decantara en esos comicios por la izquierda, podría repetirse el resultado de las elecciones de junio de 2003, en las que un pacto entre IU y PSOE superó los escaños del PP. La candidata de IU, Inés Sabanés, puede arrastrar a los votantes socialistas decepcionados, mientras el PSOE lucha contra la abstención.
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