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Crítica:TOROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dignidad torera

Antonio Lorca

Los novilleros andantes en general tienen un bajo concepto de la dignidad torera. Buscan el aplauso fácil en la errónea creencia de que unas palmas robadas son un pasaporte para la gloria. Algo de todo esto parece que les han inculcado a José María Lázaro y Oliva Soto, dos novilleros con maneras toreras, que ayer no tuvieron reparo alguno en darse sendas vueltas al ruedo por su cuenta cuando nadie les había solicitado tal honor. Olvidan estos chavales que la torería está reñida con la mentira y que su actitud no es más que un demérito en su corta hoja de servicios. Las vueltas hay que ganarlas y no se es más torero por mendigar palmas que suenan demasiado huecas.

La pena es que ambos poseen manifiesta capacidad y no necesitan de estas pícaras maniobras para alcanzar el éxito. Lo que si necesitan los dos es apostar más, arriesgar más, cruzarse más y dar rienda suleta a sus buenas aptitudes y conocimientos.

Macandro/Lázaro, Soro, García

Novillos de Macandro, quinto y sexto, devueltos, desiguales, sosos y nobles. Primer sobrero, de la misma ganadería; segundo, del Conde de la Maza, manso y noble. José María Lázaro: vuelta por su cuenta y silencio tras aviso. Oliva Soto: vuelta por su cuenta y palmas. Salvador García: silencio tras aviso, vuelta al ruedo. Plaza de la Maestranza. 6 de mayo. Novillada de abono. Media plaza.

Lázaro demostró voluntad, recibió a su lote de rodillas frente a la puerta de toriles, templó a la verónica, se ciñó en chicuelinas, exhibió experiencia y gusto al torear con ambas manos con prestancia y temple. El problema es que su primero era un borreguito inválido y muy noble, y el cuarto, un novillo rajado y descastado. A pesar de todo, dejó en su haber largos y hondos naturales ante el cuarto y una labor medida y fina ante el primero. Faltó toro y un paso más de un torero con posibilidades. Todo lo echó por tierra en su afán por arrancar palmas que no brotaron con espontaneidad.

Oliva Soto, que acudió en sustitución de Sandra Moscoso, convaleciente de una cornada, es torero elegante y traza los muletazos con empaque sevillano. Pero corre el peligro de quedarse en una promesa, como ha habido tantas en esta tierra, si no tiene una mayor capacidad de enfado consigo mismo, si no se coloca mejor y se olvida de la muleta retrasada y el pico. Recibió con buenas verónicas a su primero y remató con una larga muy vistosa. Ese novillo era soso y de corto recorrido y el novillero se conformó con su mala suerte; y poco más ocurrió en el quinto, que tampoco era novillo de triunfo, aunque a quien posee buenas condiciones debe exigírsele algo más, ese peldaño que separa a las promesas de los serios aspirantes a figuras.

El rondeño Salvador García tuvo mala suerte con su primero, deslucido, pegajoso y con la cara alta, y quiso jugársela en el sexto. Se fue a porta gayola, salió bien del envite, pero el animal se partió un pitón contra un burladero y lo devolvieron al corral. Volvió a chiqueros y recibió de rodillas a un ejemplar del Conde de la Maza, manso y noble, que acudió a la muleta cabeceando y escasa clase. Lo pasó con elegancia y enorme decisión, pero su labor no alcanzó el relieve deseado. Tiene buenas hechuras y tuvo poca suerte con su lote.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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