Escala humana

El romanticismo fue la estela sobre la que Narciso Pascual y Colomer elevó su estilo arquitectónico, grácil, desenvuelto y erudito. Así lo muestra la exposición ideada por Javier Mosteiro, quien asegura haber aplicado un criterio en el que la profusión de dibujos muestra la armoniosa conjunción del dibujante, el constructor y el paisajista. Su propuesta sobre el ajardinamiento del talud entre el Museo del Prado y el Casón del Buen Retiro, antes de la conversión en barrio del entorno de la iglesia de los Jerónimos, revela su apuesta humanizadora de la vida ciudadana.

Buena parte de sus propuestas y soluciones ha ido desapareciendo de la cultura tectónica y ornamental de la ciudad; pero otras, como las del palacio del Marqués de Salamanca, con su espléndido jardín de glicinias, sobreviven como hitos de una concepción urbanística a escala humana, presente también en la finca regia de Vista Alegre, paraíso ajardinado en los Carabancheles. La exposición del Conde Duque, cabalmente documentada, incluye espléndidas maquetas realizadas por Juan de Dios Hernández y Jesús Rey, más fotografías de José Latova y montaje de Carlos Bustos. Desde el mirador de una caja oscura, el visitante puede ver el interior del hemiciclo de las Cortes en su versión primigenia. Planos y alzados recobran la imagen del gran arquitecto al que el turbión político del siglo XIX escondió tras una malla de desmemoria hoy, felizmente, despejada por Javier Mosteiro.