Un bromista enamorado de Sevilla
El italiano Carlo Castellano, publicista y productor musical, anima al Desafío
"Lo he pasado fatal, muchísimo peor que en el barco. ¡Qué nervios! Le he dicho a Zulueta que la próxima vez me mande en una patera al medio del mar. Lo que sea menos quedarme en tierra". A Carlo Castellano, molinillo del Desafío, le tocó permanecer en la base por eso de las rotaciones. "Ha sido un regatón. No... el regatón", comentó. En el equipo español se ha instalado el buen rollo tras los problemas de convivencia que provocó la llegada de un patrón polaco. Y buena parte de culpa es de este italiano de 39 años que se declara "sevillano y sevillista" y que actúa de animador. Supersticioso como buen napolitano, ayer besó a todos sus compañeros para desearles suerte contra Oracle.
Licenciado en Económicas y Empresariales, Carlo trabajó en la Expo de Sevilla y realizó su tesis sobre política económica en la capital andaluza. "La vi y dije 'ésta es mi ciudad", cuenta. Nunca había trabajado en Italia, y nunca volvió. Se casó con una sevillana y fue director comercial. Seis años después, viajó a Madrid y trabajó como productor de publicidad en Tele 5. Mientras, navegaba en la élite. Compitió con el Moro de Venezia en 1992 y con el Mascalzone en 2003, cuando rechazó al Alinghi. "No sabía que sería campeón. Aún soy un romántico. Quería navegar en casa", cuenta. En casa está en España: "Soy italiano, pero me siento español", afirma.
Carlo pone las pilas al Desafío. "Siempre he hecho deporte de equipo y me sale natural, soy así", asegura. Hace poco mandó a su compañero Jorge Ondo a recoger a un hotel unas entradas para la final de Roland Garros. Era una broma. A cambio, Ondo le hizo creer que un centro comercial le debía 400 euros. Castellano reserva su "gran sueño" para después de la Copa, trabajar como productor musical de un proyecto que mezcla ritmos españoles e italianos. Como él mismo.
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