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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Música en color

No es frecuente encontrar en el mundo del arte un ejemplo de simbiosis casi perfecta entre varias disciplinas, pero hay ocasiones en que el milagro se produce y esto es lo que ha ocurrido con la pintura, la poesía y la música en las últimas obras realizadas por el artista aragonés José Manuel Broto, quien en su búsqueda constante de nuevas formas de expresión pictórica ha conseguido mezclar magistralmente el color y las formas geométricas para construir cuadros de temática diversa en los que es posible distinguir siempre un hilo musical invisible que los une, como las distintas partes de una sinfonía.

La exposición comienza con la serie Botánica en la que, a través de tintas pigmentadas sobre papel de gran formato, Broto demuestra las posibilidades de la utilización de las nuevas tecnologías en el arte con un enfoque que se sale de lo habitual. Aunque son imágenes estáticas, quien las contempla no puede evitar la sensación de encontrarse en el fondo del mar, rodeado por un bosque de algas en movimiento. No se escucha sonido alguno -a diferencia de lo que sucede con el vídeo que vemos en otra sala-, pero casi podemos oír el leve murmullo de la corriente oceánica que actúa como banda sonora.

JOSÉ MANUEL BROTO

'El tiempo y el lugar'

Fundación Caixa Galicia

Cantón Grande, s/n

A Coruña

Hasta el 20 de mayo

El resto de obras que forman la muestra tiene un contenido muy diverso, pero Broto parece siempre interesado por extraer el ADN de las cosas y presentarlo ante la vista con forma de espirales o de notas musicales de colores intensos, con una potencia narrativa muy acusada. El uso de la casi infinita gama cromática que ofrece la paleta del ordenador al artista no resta ni un ápice de calidez a la obra de José Manuel Broto, quien se debate entre la persecución de un espacio dimensional donde reinan los principios del color y de la línea, como hacía Mondrian, y la representación del espacio absorbente de las pinturas de grandes dimensiones que envuelven al espectador, a la manera de Rothko.

Tras pasar por distintas

etapas creativas con hitos como su pertenencia al grupo Trama en el que practicó la abstracción minimalista, Broto ha emprendido un nuevo camino de investigación dentro de la pintura. Siguen estando omnipresentes los lazos, nudos, espirales, cadenas y líneas zigzagueantes que caracterizan a su producción anterior, pero las tonalidades ocres que predominaban en su pintura han sido sustituidas por la luminosidad de los colores primarios -sobre todo el azul y el rojo- que realzan el componente poético y musical de unos cuadros que aspiran a cobrar vida propia en la mente del espectador y crear un espacio ilusorio desde la abstracción.

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