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Entrevista:AINGERU ZABALA | Director de la 'Revista Internacional de Estudios Vascos'

"Hay que repensar un modelo institucional que tiene 200 años"

La Revista Internacional de Estudios Vascos (RIEV) cumple un siglo. El historiador Aingeru Zabala (Bilbao, 1949), su director desde marzo de 2005, se muestra orgulloso de la trayectoria mantenida hasta la fecha y prevé que "a la RIEV le esperan tiempos de protagonismo y acción".

Pregunta. ¿Cómo le gustaría que le recordasen al frente de la revista?

Respuesta. Nos vamos profesionalizando. Don Julio Urquijo fundó la RIEV. Don Julio Caro Baroja tuvo que retomarla en un segundo momento y Goio Monreal tiene una gran trayectoria académica y universitaria. Yo, como historiador y gestor de equipamientos culturales, soy sólo un profesional que tiene que hacer un trabajo.

P. ¿Tiene planeado algún cambio de rumbo?

"La Revista de Estudios Vascos tiene que atender a los nuevos clientes que se nos van incorporando, pero sin dejar de ser lo que siempre ha sido"

R. A la RIEV no se le imponen sus rumbos, sino que es la RIEV la que se adapta a la sociedad. Al final, una revista no es lo que su director piensa hacer, sino lo que puede hacer.

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P. Sorprende que una revista como esta, en el contexto sociocultural en que surgió, haya podido llegar a cumplir 100 años.

R. Vivimos en una sociedad de cambios, y todo es tan fungible que parece que durar un siglo es demasiado. Desde un punto de vista de país, un siglo ha dado para mucho, en el sentido de construir una sociedad moderna y homologable. Cuando surgió la RIEV, el País Vasco era un país institucionalmente muy desestructurado. Había tenido una tradición que se cortó a principios del siglo XIX y, durante los 70 años siguientes, mientras la sociedad burguesa construía estados estructurados e institucionalmente bien armados en otros lugares de Europa, a nosotros no nos tocó ser estado y tampoco nos armamos bien en términos periféricos, seguramente porque España no supo armar bien ninguna de sus periferias. A comienzos del siglo XX, el País Vasco carecía de universidad, y tampoco existía la Academia de la Lengua Vasca, pero no puede decirse que fuera un erial en materia cultural. De hecho, publicaciones como la RIEV o Hermes surgieron precisamente aquí y no en ningún otro lugar del Estado.

P. ¿Cuál fue su principal aportación en su primera etapa?

R. A falta de otros espacios adecuados, la RIEV permitió que se publicaran ciertas reflexiones que no hubieran podido ser publicadas en ninguna otra parte. Todo esto sucedía en una época en que había una gran curiosidad internacional por el pueblo vasco y el euskera. Por tanto, la RIEV no sólo fue el espacio posible, sino el escaparate perfecto. Además, como elemento más significativo de la Sociedad de Estudios Vascos, contribuyó a impulsar proyectos relevantes como la universidad, Euskaltzaindia e, incluso, un estatuto de autonomía.

P. Tras el paréntesis de la guerra y el franquismo, la RIEV reanuda su singladura, pero las cosas ya no son como antes.

R. Malo hubiera sido que, tras todos los cambios que había experimentado el país, la RIEV hubiera pretendido ser lo mismo que antes. Entre otras cosas, existían ya instancias que absorbían espacios que la RIEV había ocupado, como la universidad, la Academia de la Lengua Vasca, etcétera. Por tanto, se adaptó de forma natural a la nueva sociedad.

P. ¿En este momento, cuál es el espacio exacto de la revista?

R. Hay que tener en cuenta que la RIEV es el signo de la Sociedad de Estudios Vascos, la manera en que Eusko Ikaskuntza se presenta oficialmente ante la sociedad vasca e internacional. Pero, además, la RIEV es un foro abierto a la reflexión, desde el País Vasco o para el País Vasco, de cuestiones que son interesantes para la sociedad.

P. Han colgado en Internet la colección completa de la publicación.

R. Aquí nos toca hablar de distribución. Para una sociedad como Eusko Ikaskuntza, recurrir a nuevos instrumentos y espacios de difusión es un imperativo moral. El ensimismamiento sería como un cáncer. Sin embargo, es necesario tomarse un tiempo para ver cómo funciona de facto todo esto. La RIEV tiene que atender a los nuevos clientes que se nos van incorporando, pero sin dejar de ser lo que siempre ha sido. Dar pasos de una forma atropellada e irreflexiva tiene el riesgo de mirar un día hacia atrás y comprobar que estamos más lejos de la realidad de lo que imaginábamos. Para una revista como la nuestra, yo prefiero una gestión sosegada que una gestión que alguien pueda calificar como "brillantemente innovadora".

P. ¿Es necesario rejuvenecer la RIEV en algún sentido?

R. Tengo muy claro que la RIEV es joven porque Eusko Ikaskuntza es joven. Vivimos tiempos importantísimos para la sociedad civil. A los políticos no les gusta mucho la sociedad civil, porque el sistema político actual prima las estructuras de partido, que fueron muy necesarias a la salida del franquismo, pero que posiblemente es preciso superar para dar paso a una sociedad más abierta. En muchos sentidos, es necesario repensar el actual modelo institucional, que fue parido hace ya 200 años. Y repensar significa redimensionar el poder y la importancia de la sociedad civil. Por tanto, a la RIEV le esperan tiempos de protagonismo y acción, porque Eusko Ikaskuntza, como sociedad civil en estado puro, está llamada a contribuir a ese repensar, a esa nueva articulación del poder.

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