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Reportaje:

"Sólo es el hermano de Nicolás"

Los expertos valoran más la autoconfianza de Hamilton que su rapidez, y su padre le pide humildad

Los británicos tienen puesta en él su esperanza de ganar su primer título mundial desde que se lo brindara Damon Hill en 1996 y la fórmula 1 se ha revolucionado con su fulgurante irrupción. Lewis Hamilton, a sus 22 años y sólo un mes después de su estreno, ya planta cara a todos los cracks, incluido su propio compañero en McLaren-Mercedes, el bicampeón mundial Fernando Alonso. Después de las tres primeras carreras, Hamilton es líder del campeonato junto al español y a Kimi Raikkonen. En Bahrein se metió por primera vez en la primera línea de la parrilla y en la carrera lo bordó. Acabó segundo, por detrás de Felipe Massa; superó a Alonso también por primera vez y se convirtió en el único piloto de la F-1 que ha logrado tres podios en sus tres primeros grandes premios. Además, es el primer negro, lo cual le vale para ser comparado con el astro del golf Tiger Woods, también negro. "No soy Tiger, soy Hamilton. Sería un honor ser comparado con él, pero no por el color de la piel, sino por los resultados. Espero tener el mismo impacto en la F-1 que él en el golf", dice.

Ron Dennis, el jefe de McLaren-Mercedes, le ha preparado muy bien mentalmente

Muchos piensan que su carrera fue fácil porque desde los 13 años contó con el apoyo de Ron Dennis, lo que supone haber entrado desde muy joven en la órbita de una escudería tan potente como McLaren-Mercedes, de la que aquél es el jefe. "Lo ha preparado muy bien, incluido el aspecto mental, durante los entrenamientos privados", opina Pascal Vesselon, director general de Toyota. "No es el piloto más rápido, pero tiene una confianza en sí mismo que le permite sacarse ases de la manga cuando está subido a un bólido", le define Frederic Vasseur, que le dirigió en la F-3 y en la GP2.

Tal vez Hamilton habría llegado igual sin Dennis, pero el sacrificio que ello le hubiera supuesto se habría multiplicado. "En realidad", confiesa su padre, Anthony, de 47 años, miembro de una familia procedente de la isla caribeña de Granada, "yo mismo arriesgué mucho para poder dar salida a la carrera de mi hijo". Empleado en una empresa ferroviaria británica, Anthony era un loco de los karts. Cuando Lewis cumplió seis años, le subió a uno: "Siempre había jugado con coches teledirigidos y nadie le superaba. Me di cuenta de que tenía sensibilidad y tacto. Vi que le gustaba. Me encantó que pudiera seguir haciéndolo". Pero hacía falta dinero para financiar los primeros pasos de su hijo en el automovilismo. Y no lo había. Así que Anthony compaginó durante años su empleo principal con otros secundarios como el de vendedor en un negocio de moda o el de camarero en un bar: "El objetivo era sacar dinero". Había pocas oportunidades, pero Hamilton no las desaprovechó. Y dio un impulso decisivo a su carrera cuando a los diez años ganó una carrera y recibió uno de los premios de Autosport. Allí estaba Dennis. Lewis no lo dudó. Se dirigió a él y le dijo: "Señor Dennis, un día me gustaría conducir uno de sus coches de F-1". El propietario de McLaren sonrió y se quedó con su imagen. "Gana el campeonato inglés de karts y hablaremos de ello", le respondió. Lewis lo hizo.

Pasaron tres años. Tenía 13 cuando su padre recibió una llamada de McLaren. Era Dennis. Les hizo una propuesta. Anunció que pretendía ayudarle y le exigió que prosiguiera su carrera con la honradez y la entrega con que lo estaba haciendo. De esta forma, liberaba a la familia de la cuestión económica y obligaba a Hamilton a dar lo mejor de sí mismo en cada prueba. La cosa funcionó. Con los años ganó el Mundial y el Europeo de fórmula 2000 superando Nico Rosberg. Y Keke, el ex campeón mundial de F-1 y padre de Nico, fue contundente: "Sólo dos de todos éstos llegarán a la F-1: Nico, porque tendrá mi apoyo, y Lewis, porque tiene el de McLaren".

A aquello le siguió la F-BMW, la F-3 y, el año pasado, el título de GP2. Ya todos sabían que era un buen piloto. A finales del año pasado, Dennis apostó fuerte por él en McLaren en detrimento de Pedro Martínez de la Rosa. "La forma como aguantó la presión de Massa en la salida de Malaisia demostró lo que es capaz de hacer", afirma Dennis, "y en Bahrein volvió a ser tremendamente competitivo y demostró una consistencia que puede permitirle incluso disputar el título". Ni el propio Hamilton podía soñar con algo así. Es lógico que viva instalado en la euforia. Pero tiene a su padre a su lado para recordarle quién es y de dónde procede.

En Bahrein se paseó por el paddock acompañado de su hermano, Nicolás, con discapacidad motriz, al que regala todos sus trofeos y con quien mantiene una actitud encomiable. "La familia es lo más importante", le recuerda su padre; "cuando está en los circuitos, es Lewis; cuando regresa a Inglaterra, es sólo el hermano mayor de Nicolás".

Lewis Hamilton, feliz con su segundo puesto en el Gran Premio de Bahrein.
Lewis Hamilton, feliz con su segundo puesto en el Gran Premio de Bahrein.EFE

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