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Reportaje:

La trampa frena a la cortesía

Los árbitros recuerdan que son los únicos que pueden "interrumpir el juego" en caso de lesión

El gol de Eller, que dio la victoria al Atlético sobre el Villarreal cuando Guille Franco yacía sobre el césped de El Madrigal, ha reabierto un viejo debate: en caso de que un jugador esté tirado en la hierba, doliéndose, ¿debe el equipo contrario lanzar la pelota fuera como gesto de deportividad? Las reglas, como tales, son claras y el comité técnico de árbitros de la federación, presidido por Victoriano Sánchez Arminio, se ha encargado de recordarlas. El artículo 5 del reglamento indica que es el árbitro el único que puede "interrumpir el juego si juzga que un jugador está lesionado" y quien "se encargará de que sea transportado fuera del terreno de juego".

Pero en el fútbol todavía está muy arraigada la tradición de que sean los propios jugadores los que paren el partido cuando un compañero se ha lastimado. De lo que nació siendo una manifestación de fair play se ha pasado a un uso fraudulento cada vez más generalizado de ese gesto de cortesía. Con demasiada frecuencia se ven en los campos sospechosos desmayos cuando el equipo contrario está en disposición de generar peligro. José Luis Mendilibar, entrenador del Valladolid, no tiene ninguna duda. "El 90% de las veces que un jugador se encuentra caído está fingiendo", asegura en conversación telefónica con este periódico. Por eso el vizcaíno dejó claro a principios de temporada que sus jugadores no volverían a echar la pelota fuera. Una consigna que, a tenor de los resultados, ha enraizado en la Segunda División. "Nosotros no hemos tenido ningún problema. Y eso es porque las cosas están claras desde el principio", afirma antes de explicar un sistema tan sencillo como eficaz: "Nuestro delegado se acerca al del equipo contrario y al árbitro y les dice que nosotros no echaremos el balón fuera, tanto si el futbolista es del equipo contrario como si es del nuestro".

El Valladolid es el pionero en el fútbol español, pero ya decidió algo parecido Fabio Capello cuando entrenaba al Juventus después de un episodio similar frente al Lazio. Incluso en Inglaterra, cuna de la deportividad, ya se han alzado voces en ese sentido. La tendencia apunta a que con el tiempo se eliminará ese gesto de cortesía. "Es que somos todos muy tramposos", cierra Mendilibar.

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