La Liga aguardaba al Madrid

La Liga aguardaba al Madrid, invitado a disputar el título por la negligencia del Barça y la dispersión del Sevilla y el Valencia, demasiado exigidos quizá en distintos frentes. Al fiasco azulgrana en la Romareda, respondió el Sevilla con un nuevo gatillazo, como ya le ocurrió cuando fue derrotado por el Mallorca el día en que también podía vestirse de líder. Ayer le empató el Racing, el mejor equipo de la segunda vuelta, un resultado que permite a los azulgrana poder comandar la tabla una semana más pese a contar su quinta derrota.

La trayectoria de unos y otros ha sido tan errática que hasta al peor Madrid, en cuanto a capacidad goleadora desde 1985, le ha dado tiempo de situarse en un puesto de privilegio. Sólo dos puntos le separan de los azulgrana a falta de nueve jornadas para concluir el torneo. A contracorriente, el Madrid ha endurecido tanto su piel que ya no sólo es el mejor en cancha ajena sino que gana con autoridad en el Bernabéu, como ocurrió ante Osasuna, abatido por Raúl y Robinho, y con Emerson en la alineación. La recuperación de Robinho, un jugador estimable, ha sido paralela a la de su equipo, irreductible con Capello en el banquillo.

Nadie como el técnico italiano aspira a la revancha, y los jugadores intentan convencer a los aficionados de que se impone una tregua institucional en el intento de alcanzar la cabeza del campeonato. El Madrid ha convertido la Liga en un acto de fe, y su determinación espanta especialmente al Barcelona, que ha perdido sentido de equipo y viaja en dirección opuesta. Van cayéndose los azulgrana mientras se levantan los madridistas y reniegan los valencianistas, que se sintieron estafados por el árbitro en Bilbao, de acuerdo al sentir de su entrenador, Quique Sánchez Flores, muy enfadado.

Ante tanta flojera, la vitalidad del Zaragoza le ha permitido un remonte tan espectacular que ya ocupa zona de la Liga de Campeones. El equipo de Víctor Fernández cuajó una actuación espectacular ante el Barça, que firma los peores registros como visitante desde la llegada de Rijkaard. La respueta del entrenador fue conceder dos días de fiesta al plantel. Al parecer la Liga da tiempo incluso para descansar cuando se pierde.