Osasuna pasa el rodillo en Alemania
El equipo de Ziganda se exhibe ante el Leverkusen y pone un pie en las semifinales
Después de las palabras, vienen los hechos. Y el fútbol es un asunto de hechos consumados. Dijeron los entrenadores que nada quedaría resuelto en Leverkusen, que todo quedaría para Pamplona, pero al fútbol juegan los futbolistas. Y éstos, al menos los de Osasuna, pensaban otra cosa. Tres goles en Alemania acreditan a cualquier equipo y Osasuna se puso los galones en Leverkusen. Un minuto en el Bay Arena y el equipo navarro ya le había dejado las cosas claras al Bayer: una contra, un disparo contra el portero, un córner y un cabezazo magnífico de Cuéllar.
El gol no sólo valía su peso en oro sino que sumió al Leverkusen en una confusión profunda. No se deprimió -todavía- porque resulta muy complicado deprimir a un equipo alemán, pero se le rompieron los esquemas. Osasuna le había dejado claro que tenía gol, que tenía contragolpe, juego aéreo y sobre todo que no iba a correr menos que su oponente. Tampoco dudaría en meter la pierna con la misma fuerza y riesgo. Cuéllar y Soldado les trajeron de cabeza con otros dos remates que bien pudieron ser gol, ambos a placer.
BAYER LEVERKUSEN 0 - OSASUNA 3
Bayer Leverkusen: Adler; Castro (Athirson, m. 68), Haggui, Juan, Babic; Rolfes; Kiessling (Freier, m. 45), Schneider, Barbarez, Barnetta; y Voronin. No utilizados: Butt; Stenman, Schwegler, Madouni y Callsen-Bracker.
Osasuna: Ricardo; Izquierdo, Cuéllar, Cruchaga, Corrales; Juanfran (Valdo, m. 66), Erice, Raúl García (Muñoz, m. 81), David López; Milosevic y Soldado (Webó, m. 70). No utilizados: Elía; Miguel Flaño, Javier Flaño y Font.
Goles: 0-1. M. 1. Cuéllar cabecea un saque de esquina sacado por David López. 0-2. M. 70. David López marca de fuerte disparo a pase de Milosevic. 0-3. M. 71. Webó supera al portero con una vaselina a la media vuelta.
Árbitro: Terje Hauge (Noruega). Amonestó a Juanfran y Barnetta, David López y Corrales.
Unos 20.000 espectadores en el Bay Arena, con presencia de unos 1.500 seguidores navarros.
Durante media hora, el Bayer navegó a la deriva. Su temible medio campo se hizo previsible. El nuevo fenómeno alemán, Rolfes, se mostraba tan infatigable como acostumbra, pero rutinario y fallón. Barbarez jugaba más con la cabeza que con los pies y no había noticias de Schneider. El problema para Osasuna era el suizo Barnetta, un falso extremo con una rapidez endiablada para tirar diagonales. El problema para el Bayer era Juanfran (hasta que pidió el cambio), un extremo nato que cultiva la habilidad. Por fin los extremos, últimamente repudiados en el fútbol especulativo. Sólo cuando Osasuna tiró la defensa muy atrás aparecieron las paredes del Bayer, que propiciaron dos ocasiones mal culminadas.
Se esperaba tras el descanso el habitual rodillo alemán, si acaso desordenado pero levantando el duro césped del Bay Arena. Hubo algo de eso, pero más estético que real. Atacó con todo el Bayer, con el central Juan más tiempo en el área de Ricardo, con el que tuvo un mano a mano singular que resolvió harto de reflejos el portero.
Ahí murió el Bayer y ahí resurgió Osasuna, que superó el agobio físico con un contragolpe que dejó sólo a David López frente a Adler. El riojano lo quiso hacer bonito tirando una vaselina que se fue a córner. Entonces David López enganchó un disparo duro y seco que se fue a la red. Lo fácil y lo difícil son elementos dudosos en el fútbol. La vaselina llegó después, en el primer balón que tocó Webó tras sustituir a Soldado: a la media vuelta, con el empeine y mirando por el rabillo del ojo al portero, desde el pico del área pequeña.
El festival estaba servido y la eliminatoria también. La diferencia entre las palabras y los hechos.
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