_
_
_
_
Baloncesto | NBA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Dónde ibas, Jorge?

Siendo un hombre básicamente positivo en su visión global de la vida, quizás no se lo haya permitido cuestionar, pero observando las imágenes de su lesión, la pregunta salía sola. ¿Dónde ibas, Jorge, a intentar taponar uno de los cientos de saltarines que pueblan la NBA, contando con la ventaja que llevaba en ese maldito contraataque? No eran más que dos puntos casi seguros, una insignificancia en comparación con el riesgo corrido.

Pero Garbajosa no es de los que se dejan llevar por las apariencias, ni mucho menos por los comportamientos habituales. Su vida deportiva ha estado plagada de este tipo de interrogantes. ¿Qué se le había perdido en Italia cuando decidió emigrar allá por el año 2000? ¿Por qué eligió Málaga como destino en 2004 cuando Madrid y Barça estaban locos por contratarle? ¿Siendo cabeza de león, por qué arriegarse a un incierto futuro en la NBA?

La atípica carrera de Garbajosa habla por sí sola de un personaje diferente

Su atípica carrera habla por sí sola de un personaje diferente. El éxito que le ha acompañado confirma su capacidad para la toma de decisiones adecuada, algo que le emparenta con sus amigos Calderón o Pau Gasol, ejemplos de dominio del cuándo y el cómo. Si en los grandes dilemas de su vida el acierto le ha acompañado, no es de extrañar que también lo haya hecho, partido tras partido, en esos pequeños microcosmos que resultan ser los enfrentamientos en la cancha. Porque si en algo ha basado Jorge su actual estatus ha sido en saber en cada momento lo que tenía que hacer. Esto explica cómo su valor trasciende a lo que muestra la estadística.

Sus números nos cuentan que estamos ante un jugador capaz de anotar, pasar y rebotear. Los del otro equipo nos revelan que pobrecito el que tenga que sufrir sus marcajes defensivos, arte singular donde demuestra una y mil veces que además de piernas y músculos, intervienen neuronas.

Pero hay más. Mucho más. Su tremendo sentido colectivo del juego resulta rara avis, sobre todo en la NBA, inclinado desde hace unos cuantos años hacia la sublimación del star-system (de ahí su apodo de pegamento que le dedicó un directivo de los Raptors). La tranquilidad que emana, esa cara donde no se advierten grandes emociones que puedan distorsionar el necesario raciocinio o el espíritu inquebrantable que nunca le abandona, como se vio durante el Mundial, donde cuando más dudas teníamos sobre su estado después de unos erráticos octavos y cuartos de final, resurgió cuando más se le necesitaba, completando dos excelsos últimos partidos. Todo junto le han convertido en lo que es, uno de nuestros referentes deportivos, un triunfador por lo realizado y también por la forma discreta, humilde y tremendamente decidida con la que se ha enfrentado a cada reto.

Su muy probable ausencia en el próximo Campeonato de Europa a celebrar en España ha provocado un indisimulado fastidio. En lo personal, pues gente como Garbajosa es de los que merecen no lesionarse nunca, y también en lo deportivo, pues rompe ese mágico equilibrio que vive nuestra selección desde hace un año. El equipo más admirado de nuestro deporte es un puzzle perfectamente acabado, donde cada pieza sabe cuál es su lugar y su cometido, cada una encaja con las de al lado y de esta forma potencia su valor. De repente, se ha perdido una pieza, una de las centrales. Después de la pena llega el debate. ¿La ocupa Fran Vázquez, la eterna promesa? ¿O debería ser para Jordi Trías por los méritos acumulados? ¿No sería mejor buscar lo más parecido a Jorge, un tipo Iker Iturbe? Se trata de un error el buscarle sustituto. No existe y además sería una carga innecesaria para el hombre que ocupe su espacio en la foto de grupo. La gran aportación que realiza Garbajosa deberá ser absorbida colectivamente y la selección ha demostrado sobradamente que sabe cómo hacerlo. No hay motivos para la alarma, sólo para desear no tenernos que preguntar más veces de las necesarias el cariñoso ¿dónde ibas, Jorge?

Jorge Garbajosa, tras lesionarse en el partido frente a los Celtics.
Jorge Garbajosa, tras lesionarse en el partido frente a los Celtics.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_