"En el aire me siento como un ángel"
Yelena Isinbayeva (Volgogrado, Rusia; 1982) ha dado un giro radical a su vida. Del paseo diario por la calle Soviet de la vieja y fría Volgogrado ha pasado a Montecarlo, a Italia, al sol, a las tiendas de Armani y al glamour de las fiestas. Todo el mundo quiere contar con la sonrisa de Isinbayeva, la mujer que domina con puño de hierro el mundo de la pértiga, la atleta que construye récords centímetro a centímetro, un medio "ángel" volador, como ella misma se define. La rusa colecciona marcas imposibles. Medallas olímpicas y mundiales. Prepara el asalto a los Mundiales de Osaka (desde el 25 de agosto). Desprecia el mito de Serguéi Bubka aunque siga a pies juntillas la senda del ucraniano y aunque eligiera a su entrenador de toda la vida, Vitali Petrov, como técnico para seguir creciendo. Mañana aspira al prestigioso premio Laureus al mejor atleta de 2006. Y, como cuenta por teléfono, sigue fiel al consejo que marcó su vida: "Lucha aunque estés herida".
"La parte deportiva de mi vida no choca con la 'glamourosa'. No tengo miedo. Debo seguir concentrada"
"Es divertido que me comparen con Bubka. Yo he conseguido cosas que él nunca logró. Soy campeona olímpica"
"Gano por la diferencia técnica. Ser rápida y fuerte no es tan importante. Pero me siento más fuerte que nunca"
"Nunca he tenido ídolos. Desde niña, siempre quise ser yo la famosa. Siempre quise ser el ídolo de alguien"
Pregunta. Gana usted siempre. ¿Compite sola?
Respuesta. Para empezar, compito conmigo misma. Luego, contra la barra. Y, después, contra el resto de las chicas.
P. ¿Qué ha encontrado en Petrov que no tuviera Trofimov, su anterior entrenador?
R. Petrov es más como un profesor. Es metódico. En todo lo que me pide, acabo entendiendo qué es exactamente lo que hago. Y lo que me pide es totalmente diferente a lo que hacía antes. Ha cambiado mi carrera. También ha cambiado la forma en que tomo impulso, lo que me permite saltar más fuerte y por más tiempo. Eso me lleva a saltar más alto. Hacemos muchos ejercicios para los pies y las piernas. Siento que ahora mis pies son mucho más fuertes que antes: dos veces a la semana nos vamos a hacer senderismo por Italia, algo que nunca había hecho. Me siento más fuerte que antes. Y siento que mi cuerpo está más preparado para los saltos que antes.
P. Así que la diferencia con las demás es que usted es más rápida y fuerte.
R. No. Creo que la diferencia es técnica. Ser rápido y fuerte no es tan importante en pértiga. Lo que importa, lo principal, es la técnica. Incluso sin ser veloz en la carrera, al aproximarte, incluso sin ser muy fuerte, puedes saltar alto. Por supuesto, yo siento que soy más fuerte y rápida, pero la principal diferencia es técnica.
P. Usted se beneficia en el aire de su formación como gimnasta. ¿Qué se siente ahí arriba?
R. Es algo cercano a ser un ángel. Realmente, no pienso en la altura cuando salto. Una vez me pusieron en un escenario que estaba a cinco metros [su récord mundial es 5,01metros]. Miré hacia abajo. ¡Qué alto estaba!
P. ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado para llegar hasta donde está?
R. Alguien, no me acuerdo quién, me dijo una vez: 'Yelena, es fácil llegar a lo más alto, ganar medallas, pero es muy difícil mantenerse. Continúa siendo como eres. Sé fuerte, entrénate aunque estés herida, porque debes luchar por cada centímetro de tu territorio, en cualquier lugar, en el deporte y en la vida, ahora y en el futuro'.
P. Ese consejo le servirá de motivación.
R. Mi última motivación fue comprarme un carísimo vestido de Armani. Fui a la tienda, vi el vestido y me dije: 'Ok, puedes comprarte este vestido si ganas'. Es una broma. En serio, mi motivación es repetir todos los éxitos que he conseguido hasta ahora. Lo que he conseguido hasta ahora es historia, pasado. Lo que me importa, lo que me motiva, es el futuro. Sólo pienso en conseguir un buen resultado en Osaka porque ya he ganado unos Mundiales de verano y quiero repetirlo allí. Por lo que se refiere a metas deportivas, tengo la del récord del mundo. He conseguido ya 20. Y me gustaría lograr 36 o 40. Eso es todo.
P. Ha cambiado usted de residencia. Tiene nuevos intereses. Hace tiempo que no salta los cinco metros ¿Teme que el glamour haya afectado a sus marcas?
R. No tengo miedo. Todo mi programa está bajo control. Primero me concentro en los entrenamientos. Y luego voy a muy pocas fiestas a lo largo del año. No voy todos los días ni todos los meses, a todas horas. El deporte es lo más importante ahora mismo. En el futuro, quién sabe.
P. Pero las fiestas son totalmente ajenas a la vida de un profesional del deporte.
R. Antes no podía imaginar que mi vida sería así. Tampoco que sería campeona olímpica o una mujer récord. Era algo con lo que no podía soñar. Cuando llegaron todas esas cosas, traté de hacerlas comprensibles para mí. Mi temporada deportiva no choca, no se molesta con mi temporada glamurosa. La parte glamurosa de mi vida quizás me ayude a ser más famosa y reconocible. A veces salgo a comer en restaurantes, al cine con mis amigos, a los bares. De Volgogrado echo de menos a mi hermana y a mi gato. Pero en Montecarlo, en Italia, no tengo tiempo para nada. Me centro en entrenarme. En Volgogrado era muy raro verme de compras. Aquí, lo normal para mí sigue siendo concentrarme en entrenarme, comer y dormir. Es lo mismo, la misma rutina, el mismo esquema. Sólo puedo ir de compras los domingos. Tengo que ser inteligente y no hacer esa parte de mi vida más importante que la deportiva. Me entreno cinco horas al día, divididas en dos sesiones. No tengo mucho tiempo libre. Debo mantenerme concentrada en lo deportivo.
P. ¿Cuál es su objetivo en ese terreno?
R. Yo me entreno para batir el récord. El último año fue difícil, un año de transición para mí. Fue difícil conectar las cosas nuevas, los nuevos entrenamientos, mi nueva vida privada. Todo. Este año me siento más cómoda, confrontable y sólida. Me entreno para batir el récord del mundo y espero saltar de nuevo por encima de los cinco metros esta misma temporada. Estoy trabajando muy duro para Osaka y la Liga de Oro. Ésos son mis objetivos principales.
P. Ya los ha logrado anteriormente. Al hacerlo, cambió su vida. Viene usted de una familia humilde y ahora tiene mucho dinero.
R. Ganar dinero me hizo más libre y segura de mí misma. Siento que puedo hacer lo que quiero y que soy independiente, que puedo ayudar a mi familia. He hecho mucho por ellos.
P. Siendo atleta de elite, ¿queda tiempo para pensar en uno mismo?
R. Por supuesto, tengo metas en mi vida fuera del deporte. Quiero ganar el trofeo Laureus como mejor atleta del año. Eso sería un gran honor. Querrá decir que sigo en lo más alto. También tengo la meta de crear una familia, de tener niños y un maravilloso marido. No es mucho. De hecho, es menos de lo que busco en el deporte.
P. Gracias a sus éxitos deportivos, es usted famosa. Le reconocen por la calle. Es la estrella allí donde va. ¿Es mucha presión?
R. Me siento bien con eso. Me gusta. No era una de mis metas, de mis sueños, pero me gusta que la gente me respete, que vean mis competiciones y me animen o me pidan autógrafos. Significa mucho para mí. Todavía me acuerdo de cuando era una niña y de cómo miraba a los grandes atletas y deseaba que me dieran un autógrafo. Ahora, otros niños los quieren de mí. Por eso me gusta muchísimo: porque puedo ser un ejemplo positivo. No me molestan. Quizás eso quiere decir que no soy lo suficientemente famosa. Y que puedo continuar con mi vida normal sin problemas.
P. Así que usted también tenía ídolos cuando era una niña.
R. Nunca he tenido ídolos. Incluso cuando era una niña, siempre quise ser la famosa, la campeona olímpica. Cuando hacía gimnasia, soñaba con un podio en gimnasia. Cuando me pasé al atletismo, con un podio en pértiga. Siempre quise ser el ídolo de alguien.
P. ¿Ni siquiera se fijó nunca en Serguéi Bubka?
R. No. Nunca fue mi ídolo ni alguien especial para mí. En 1997, cuando empecé a saltar con pértiga, no sabía quién era el tal Bubka. Es divertido. Nadie dice que yo ya he conseguido cosas que él nunca consiguió en su carrera, en su historia. Yo he ganado unos Juegos Olímpicos.
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