La gimnasia sobrevive en San Blas
El club es el único de la capital que envía alumnas a los campeonatos de España
La medalla olímpica de Patricia Moreno, la única de la gimnasia artística femenina española, empezó a fraguarse en Madrid. Pero no en Madrid capital, sino en el vecino Pozuelo de Alarcón, donde está su club. Si Patricia empezara ahora a dar sus primeros pasos deportivos en Madrid capital, lo habría tenido crudo. En la ciudad sólo existen dos escuelas municipales que ofrezcan esta especialidad: San Blas y Aluche, y sólo el club formado en torno a la primera produce gimnastas con calidad para competir en unos campeonatos de España.
El gimnasio de San Blas no tiene buen aspecto. Tras la enorme cristalera, pegan botes algunas tardes hasta 60 niños y niñas. Los aparatos, algunos traídos de centros desmantelados, como el foso que viajó desde el histórico Moscardó, están un tanto apiñados y sucios. Los limpiadores sólo hacen su trabajo los domingos. Hace un calor de muerte. Incluso cuando fuera hace un frío que pela. En una salita anexa esperan algunos padres y madres.
En 2006 San Blas tenía 51 licencias. 467 se reparten entre clubes de municipios vecinos
El club, donde están las gimnastas con más nivel, se creó en 1973 y se financia con las cuotas -30 euros al mes- y algunas subvenciones. El Ayuntamiento aporta 17.000 euros esta temporada, que empezó en septiembre y termina en junio, a la escuela, cuya meta es dar clases para iniciar a las niñas en este deporte. Las mejores se incorporan al club. La Federación Madrileña, por su parte, da 1.000 euros al mes. San Blas recibe además dos ayudas de 4.000 euros anuales cada una para clubes modestos, una de la Comunidad de Madrid y otra del Ayuntamiento. Estas cantidades se redondearán con 12.000 euros municipales prometidos para material. Y, sobre todo, con el nuevo aire acondicionado que esperan tener en mayo.
La gimnasia es un deporte caro. Un tapiz de suelo cuesta más de 800.000 euros, calcula Silvia, una de las cuatro entrenadoras de San Blas. El club ha pagado 4.000 euros por un pórtico para las anillas porque el viejo se rompió. La ropa y los viajes a las competiciones son cosa de los padres. Como Paco Noceda. Su hija Ana acaba de ganar dos medallas en el Trofeo de Invierno de su categoría. A sus 11 años, Ana es una veterana, pues empezó con cuatro. Se entrena tres días por semana, uno más si se acerca un torneo. Paco se encarga de llevarla al gimnasio a las 17.30 y recogerla a las 21.00. "Es un deporte muy sacrificado", confía.
Ana tiene suerte porque vive en Ascao, un barrio cercano. "La gente de Madrid que quiere hacer gimnasia tiene que venir aquí", asegura su entrenadora. Hace poco cerró la escuela de Moratalaz -parte del material está en San Blas- y antes lo hicieron Chamartín y Concepción. En San Blas, que tuvo varias gimnastas en el equipo nacional, hay niñas de Barajas, Carabanchel, Centro... El director general de Deportes del Ayuntamiento, Miguel de la Villa, asegura que el Consistorio no borrará la disciplina de su oferta, pero subraya el problema de demanda: "Si hubiera más, montaríamos más salas". De la Villa añade que hay muchos grupos de gimnasia rítmica, la otra, la de las cintas y las pelotas, en centros municipales. Y es verdad: hasta 18.
Un vistazo a otros pueblos madrileños sirve de contraste. De las 668 gimnastas de artística federadas en la región, 467 se repartían entre clubes de Coslada, Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo -donde la escuela "ha crecido mucho por el tirón de Patricia [Moreno] y Lenika [De Simone, otra gimnasta del equipo nacional], por el apoyo del Ayuntamiento y porque cuando en un pueblo algo funciona, se extiende rápido"-, Tres Cantos, San Agustín de Guadalix, Alcorcón, Móstoles y Gredos. La gimnasia por tanto sigue en marcha en Madrid. Pero se aleja de la capital. Sólo queda San Blas.
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