F-1, de madrugada

De madrugada, TV-3 y Tele 5 conectan con Australia para dar la carrera del campeonato de fórmula 1. Ecclestone, el jefe de este gran circo, quiere celebrar algunas de noche para que los europeos, su principal clientela, tengan F-1 a unas horas de televisión menos agrestes. Los pilotos se resisten. Las dos emisoras tienen un equipo competente de comentaristas que saben buscar la intriga en el cambio de neumáticos, la estrategia de entrada a boxes y la carga de combustible. TV-3 retransmite en formato 16 x 9, más ancho, para los que tengan TDT o televisor panorámico. Así no se pierden lo que pueda pasar en las esquinas. Ecclestone pasea con José María Aznar, que seguramente tiene este trato deferente más por ser el suegro de Agag que por haber sido presidente de Gobierno.

Las infografías animadas son como los videojuegos y las cámaras están por todas partes. Incluso ofrecen los diálogos entre el piloto y su jefe. Los pilotos, explican en Tele 5, se saben escuchados y a veces hacen un poco de comedia para no defraudar a sus oyentes. Dado que Raikkonen domina tranquilamente la carrera, la televisión no le hace caso. El protagonista inicial ha sido Massa, que va recuperando posiciones. Luego siguen algo a Alonso y Hamilton. Las dos teles españolas organizan porras y concursos con sus espectadores y les dan las gracias por madrugar.

También de madrugada se vio en Canal + un documental sobre la censura en Hollywood que repite estos días a horas más accesibles. Es un reportaje sobre los miembros, ocultos, del comité que clasifica las películas y que pueden hundirlas comercialmente con una R o para mayores de 17 años. El documental concluye que este comité castiga más al cine independiente que a las majors, mejor asesoradas en su prudencia, y penaliza más el sexo que la violencia. El documental tiene una gracia añadida. Desvela la identidad de los comisionados y lleva esta parte del filme a su clasificación por este mismo comité. El secretismo y rigor de la apelación, en cuyo tribunal hay dos clérigos con funciones imprecisas, es un monumento a la industria miedosa.