Vuelve el gemelo de oro
El campeón olímpico Paul Hamm, que se retiró asqueado tras lograr el título en Atenas por un fallo de los jueces, aspira a disipar las dudas en Pekín
El nombre de la gimnasta Nadia Comaneci siempre estará unido al 10, a la nota perfecta que rompió los marcadores en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. El del estadounidense Paul Hamm, también. El escándalo que le rodeó en los de Atenas 2004, cuando un fallo de los jueces le convirtió en el primer campeón absoluto de la gimnasia estadounidense, fue la espita que abrió la revolución vivida por este deporte en los últimos dos años y que ha acabado con la eliminación del mítico 10,00. Hamm acabó tan asqueado de la polémica que dejó el deporte. Después de resistir las presiones de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) para que devolviera el oro y de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo confirmara su triunfo, se refugió en los estudios. Se instaló en Ohio con su hermano gemelo, Morgan, también gimnasta, también en Atenas. Ni un minuto de gimnasia en dos años. A cuatro meses de graduarse, Paul, de 24 años, acaba de anunciar que intentará defender su título en en los Juegos de Pekín 2008. Lo hará, como siempre, de la mano de su hermano gemelo.
"No queríamos perder la oportunidad, que quizás sea la última, de competir al más alto nivel", explica el gimnasta en una entrevista teléfonica. Hamm habla todo el tiempo en plural, por él y por su hermano: "La mayoría de las decisiones las tomamos juntos. Nos ayuda mucho. Es bonito tener a tu lado a tu hermano. Hemos estado toda la vida juntos". Los Hamm comparten apartamento en Columbus (Ohio) y en lo único que han tomado caminos diferentes es en los estudios: Paul, contabilidad; Morgan, educación física.
Aunque el objetivo es claro -"voy a intentar ganar la final individual otra vez"-, los gemelos han empezado poco a poco. Por ahora se entrenan tres horas diarias durante seis días a la semana en la misma universidad de Ohio. Deben acostumbrar su cuerpo a un deporte en el que una semana parado pasa factura y no quieren correr el riesgo de una lesión. El programa no cambiará hasta junio, cuando, con el título universitario bajo el brazo, harán dos sesiones de entrenamiento diarias, unas cinco horas.
El primer día de vuelta en el gimnasio no podrá olvidarlo: "Fue duro. Una semana después, pensé que no quería hacerlo", confiesa el gimnasta nacido en Wisconsin y que empezó a entrenarse con siete años siguiendo los pasos de su hermana mayor. Los hermanos ya practican en los seis aparatos que componen el programa y Paul está encantado con los progresos. "Hemos sido capaces de recuperar algunos movimientos que hacíamos de forma muy rápida", afirma.
Los aficionados podrán seguir sus progresos a través de dos páginas web -www.makingtheolympics.com y www.hammtwins.com- en las que han colgado ya algunos vídeos de sus últimos entrenamientos y que prometen mantener actualizadas.
La primera prueba de verdad, la competición, llegará en agosto. Los gemelos Hamm participarán en los Campeonatos de Estados Unidos, pero no en todos los aparatos. "Haremos dos o tres porque no estaremos preparados. Tenemos muchas cosas que aprender, nuevos ejercicios", reconoce el campeón olímpico.
Si logran entrar en el equipo, recibirán un sueldo de la poderosa Federación de Gimnasia de EE UU que pretenden completar con algún contrato publicitario, aún por concretar.
Será difícil "porque la gimnasia ha cambiado mucho". Tanto, que casi no la reconoce. El nuevo código de puntuación ha variado el valor de los ejercicios y, sobre todo, la forma en que éstos son valorados por los jueces.
¿Le gustan al campeón olímpico las nuevas normas? "El código no es malo para el tipo de gimnasia que yo hago, pero no me gusta", reflexiona el gimnasta, que llegó a la élite casi por sorpresa cuando se proclamó campeón del mundo absoluto en 2003 ante miles de enfervorizados seguidores en Anaheim (California). Su palmarés se completa con tres medallas olímpicas: la de la polémica y dos platas, en la prueba por equipos y en barra fija. "Quitar el 10 significa eliminar algo que ha estado en nuestro deporte desde el principio, que representa la gimnasia", continúa. Si logra su objetivo y dentro de dos años consigue una segunda medalla de oro olímpica, Paul podrá quitarse de encima el mal recuerdo de Atenas y, en vez de ser recordado como el gimnasta del escándalo, uno de los responsables de la eliminación del 10, será reconocido como el mejor gimnasta del mundo.
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