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Reportaje:

Intimidades de Murado

Caixa Galicia exhibe en Santiago un centenar de cuadros del pintor lucense

La exposición Antonio Murado. AM 34 x 24 Vol. 1 que acaba de inaugurarse en el Aula Sociocultural de Caixa Galicia en Santiago ofrece la oportunidad de acercarse a una dimensión hasta ahora poco conocida en la obra del artista lucense afincado en Nueva York. A través de un centenar de obras que en realidad son una sola, Murado refleja a personas de su entorno familiar y a amistades. También recrea paisajes que le son conocidos para dar rienda suelta a su imaginación y alterar el contexto habitual en el que solemos ver a estas personas y escenarios.

El artista añade a los personajes y a los paisajes ilustraciones tomadas de grabados medievales, la numerología, el teatro o el arte oriental. Murado apuesta por combinar todos estos elementos para acercarnos al mundo de la infancia. Como es habitual en su obra durante los últimos 15 años, el artista alterna en esta serie la figuración con la abstracción ya que, en su opinión, todo es abstracto y figurativo a la vez. "Mis nuevas pinturas son una mezcla de las dos cosas. El tema es abstracto y el tratamiento es figurativo en el sentido de que no hay la representación de una realidad sino la realización de una realidad", comenta Murado.

"El gran escenario de la pintura es la superficie plana que crea ilusión de espacio"

En esta muestra aparecen de forma alterna y aparentemente desordenada retratos de personas, junto a imágenes de lugares donde transcurre la vida del artista y cuadros de apariencia totalmente abstracta. "Nunca he deseado representar una imagen ya vista", señala Murado. "En mi obra trato de plantear una investigación de espacio virtual y, de hecho, acentuó el carácter plano del soporte lijando la superficie del cuadro y aplicando barniz. No me gusta nada la materia. El gran escenario de la pintura es una superficie plana que crea la ilusión del espacio".

El espectador puede verse sorprendido al ver en un cuadro la imagen de otro artista gallego que pasa parte del año en Nueva York, Francisco Leiro, que aparece convertido por Murado en un tratante de esclavos del siglo XIX. También aparecen los padres, tíos y otros familiares del artista transportados a otras épocas históricas por la magia del pincel.

La exposición, que podrá verse en Santiago hasta el próximo 7 de abril, se completa con la exhibición de nueve lienzos de gran formato que han sido donados por el artista a la Fundación Caixa Galicia. La mayoría de las obras que integran la muestra han sido realizadas en los dos últimos años y sólo se habían exhibido con anterioridad en una exposición realizada en el Museo Provincial de Lugo. La última vez que pudo verse en Santiago una gran muestra con obras de Murado fue en una exposición monográfica organizada por el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) hace cinco años.

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Precisamente este centro inauguró ayer la muestra Mapas, cosmogonías y puntos de referencia, que reúne obras de Vito Acconci, Rodney Graham, Naoya Hatakeyama, Thomas Hirschorn, Cildo Meireles, Maria Papadimitriou, Rosangela Renno, Darío Villalba, Carlos Rial y Manuel Sendón, entre otros.

Esta exposicíón es la primera de una serie de tres que podrán verse en el CGAC hasta el próximo 10 de junio y que tendrán tres ejes temáticos: la relación entre las dimensiones fantástica y sociopolítica del arte, el cuerpo como gran protagonista en las décadas finales del siglo XX y el arte como representación. Las obras que se exhibirán en las tres muestras pertenecen a las colecciones ARCO y CGAC.

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