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Reportaje:Campeonato del Mundo | Balonmano

El alumno de los porteros

Tomás, el benjamín de la selección, que debutó ayer, se pulió como extremo gracias a los metas del Barça

Alucinó el día que entró por primera vez en el vestuario de la sección de balonmano del Barcelona. Víctor Tomás, que tenía sólo 17 años, se encontró con muchos jugadores que habían sido sus ídolos: David Barrufet, Enric Masip, Rafa Guijosa, Andrei Chepkin, Xavi O'Callaghan, Jonas Svensson... Les había visto ganar Copas de Europa y Ligas desde la grada del Palau Blaugrana. "Fue un impacto", recuerda. Ahora, sin embargo, ya tiene 21 y ha cumplido los dos sueños por los que ha estado luchando desde que era un niño: "Ganar una Copa de Europa con el Barça y jugar con la selección española".

"Es rápido y fuerte. Crea sus propias situaciones de gol. Será la mayor sorpresa de este torneo", dice de él Rivera, que le abrió la puerta azulgrana
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Tomás debutó ayer, en el partido contra Qatar, y demostró que Juan Carlos Pastor no se equivocó con él. "No viene de invitado", asegura el técnico que ganó el primer oro de la historia del balonmano español en un Campeonato del Mundo, el de Túnez 2005. "Cierto que está para sustituir a Albert Rocas, pero espero muchísimo de él. Es un jugador en progresión que dará mucho que hablar", matiza.

La presentación de Tomás se produjo contra la selección más floja del grupo. Aunque le invadió un cosquilleo cuando escuchó el himno español desde el centro de la pista y recibió el primera balón, confesó que no se había sentido abrumado. "Al contrario", dijo; "soy el benjamín, pero no me arrugo. No siento el peso de la presión. Somos un equipo y estamos todos muy unidos. He recibido un trato exquisito de mis compañeros. Formamos un buen grupo humano. Si no, estas concentraciones serían un infierno".

El mundo se le abrió a Tomás el día en que Pastor le llamó para preguntarle si estaba en disposición de incorporarse al conjunto nacional. "Fue la mejor noticia desde que Valero Rivera me abrió la puerta del Barça", proclama. Tenía 17 años. Fue en la temporada 2002-03. Tomás había estado acudiendo a los campus de verano de Rivera desde los 10 años y había sido seguido desde entonces por los técnicos de base del Barça, que le incorporaron al equipo cadete. "Para mí, era un jugador genial", declara Rivera, que tiene un póster suyo firmado en su casa; "desde que le vi, me pareció muy rápido y muy fuerte. Tenía ya entonces una motivación absoluta. Y no la ha perdido. Es capaz de crear sus propias situaciones de gol. Ya fue el máximo goleador con la selección júnior y estoy convencido de que ahora será la mayor sorpresa de este Mundial. Da un plus con su entrega y su carisma. Hace vibrar".

En el Barça comenzó a corregir los dos aspectos más flojos de su juego: la defensa y la calidad del lanzamiento. Tenía ansia por aprender. Era una esponja y Rivera, primero, y Xesco, después, le aportaron mucho en aspectos técnicos y tácticos. Sin embargo, las mejores lecciones las recibió de los porteros azulgrana: Barrufet, Svensson, Peric, Losert..., todos entre los mejores. "Trabajar con ellos fue una bendición. ¡Claro que me daban consejos! Barrufet me decía siempre que cuidara mucho la posición del brazo, que escondiera el balón, que un tiro recto era mucho más fácil de parar que otro picado, con bote, o que una vaselina. Eran consejos importantes. Me ayudaron mucho", agradece.

Tomás tiene ahora unas estadísticas brillantes en la Liga Asobal: 69% de efectividad en los lanzamientos desde el extremo; 82%, en el contraataque; 86%, en los penaltis...; un global del 72% y lleva marcados 58 goles en 15 partidos. Unos números que asustan. Especialmente, porque tuvo que superar una dura lesión -rozamiento de dos vértebras- que le mantuvo fuera de la competición tres meses desde las Navidades de 2005 hasta marzo de 2006. "La tengo superada. No me afecta ya ni física ni psicológicamente", asegura.

Su cabeza está totalmente centrada en la selección. Admira a Pastor, de quien asegura: "Es una máquina. Tiene clarísimo lo que quiere, cómo quiere jugar. Es tremendamente detallista tanto en los aspectos defensivos como en los ofensivos. Todos sabemos lo que pretende de cada uno. Es un perfeccionista y un ganador nato. Y todo eso te ayuda mucho como jugador". Llegó como sustituto de Rocas y lo tiene asumido. "La gente cree que era insustituible, pero intentaré hacerlo tan bien o mejor que él. Mi carrera ha dado un salto de calidad. Y espero ayudar a este equipo, que ya demostró en Túnez y en el Campeonato de Europa de Suiza [plata] que tiene capacidad para estar en el podio, para colgarse las medallas".

Víctor Tomás consigue uno de los goles de España ante Qatar.
Víctor Tomás consigue uno de los goles de España ante Qatar.REUTERS

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