Un protocolo para evitar conflictos
La elección de Artur Mas como sucesor de Jordi Pujol y su nombramiento como conseller en cap del Gobierno catalán, en enero de 2001, sacudió los cimientos de la coalición nacionalista y obligó a los dos partidos que la integran -Unió y Convergència- a firmar un nuevo marco de relaciones. CiU se transformó entonces en una federación en la que los democristianos ganaron peso político y representación y en la que se suprimieron las tradicionales cuotas de cargos, el 75% para los convergentes y el 25% para los democristianos.
Ese protocolo establece las normas de funcionamiento interno de una coalición que tan sólo en una ocasión, en las generales de 1977, se ha presentado por separado. El documento también fija el procedimiento para la confección de las candidaturas electorales, incluidas las municipales.
Un candidato tiene derecho a repetir como cabeza de lista si fue elegido alcalde o, a pesar de haber ganado las elecciones municipales, fue desplazado a la oposición por un pacto del resto de formaciones que se presentaron. En este caso, ni democristianos ni convergentes pueden oponerse a que el candidato opte de nuevo a la alcaldía.
Asamblea de militantes
En caso de que la lista de Convergència i Unió hubiese perdido en un municipio, cada partido de la federación tiene derecho a presentar a su propio candidato. El comité local de la federación, una especie de ejecutiva paritaria, deberá elegir a un cabeza de lista por consenso de todos sus miembros.
Si la ejecutiva no logra pactar un nombre, debe convocarse una asamblea conjunta de militantes en la que cualquiera de ellos podrá optar a encabezar la lista. El candidato oficial deberá obtener, al menos, el 70% de los votos de dicha asamblea. Si nadie logra este porcentaje, la elección queda en manos de la dirección de la federación, es decir, de los responsables de política municipal de cada partido, el convergente Lluís Corominas y el democristiano Antoni Castellà. Sin embargo, en el 90% de los casos no es posible alcanzar un acuerdo satisfactorio. Entonces Unió y Convergència pueden presentarse por separado en esa población. No obstante, ninguna lista podrá llevar el nombre oficial de Convergència i Unió, sino que los militantes tendrán que ser imaginativos a la hora de buscar una denominación.
Por el momento, en tan solo tres municipios se han convocado asambleas para elegir al alcaldable. Es el caso de Palamós, Igualada y Sitges. En los tres casos, tanto Unió como Convergència han presentado candidatos propios [véase la información adjunta], por lo que será una asamblea conjunta de militantes la que deba elegir.
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