La Penya desahucia al Barça

El Barcelona se alejó un paso más de la Copa del Rey cuando sólo quedan tres partidos para decidir qué equipos intervendrán en ella. Pese a sus esfuerzos de última hora, sucumbió a la superioridad del DKV Joventut y sumó una nueva derrota, la segunda de esta semana y la octava de la Liga, que lo deja prácticamente fuera de un torneo en el que ha participado siempre. Pero si este año no forma parte de los ocho que lo disputan -la Penya es un candidato cada vez más firme-, es porque no se lo merece. Su juego ha sido tan irregular y deficiente en lo que va de curso que rivales muy inferiores sobre el papel le han superado claramente.

No fue el caso de ayer. Puede que La Penya no tenga tantos nombres de relumbrón, pero como conjunto supera con creces al Barça. Lo demostró una vez más en un partido que no siempre transitó por los cauces que le convenían, pero que supo resolver (78-72) para regocijo de su afición.

Bennett tomó el mando de las operaciones cuando el encuentro lo exigió, justo cuando el Barça amenazó con complicarle la vida -dejó en cinco puntos (66-61) una diferencia que había llegado a ser de 17 (56-39)-, y dirigió la orquesta como convenía. Puntito a puntito, desde los tiros libres, y con la ayuda de Rubio y Rudy, que se dejaron el físico luchando por cada balón, mantuvo la distancia que, infructuosamente, Kakiouzis y Navarro trataron de recortar.

La ferocidad del Joventut en la zona abrió una brecha. Un dato habló a las claras al descanso: el Joventut había capturado 13 rebotes ofensivos, el Barça sólo uno. La Penya regresó a cancha dispuesta a zanjar cualquier debate. En un abrir y cerrar de ojos, cargó a Marconato y a Kasun de faltas -el pívot croata cometió la cuarta- y echó a correr. Como una exhalación, y con la colaboración de casi todos sus jugadores, el Joventut ganó una ventaja irrecuperable (56-39).