Pato rompe el cascarón
La policía brasileña quiso impedir que el goleador del Internacional, menor de edad, viajara a Japón
Un quisquilloso policía de migraciones brasileño dijo, alto y claro, al joven delantero del Internacional, Alexandre Pato, que no podía embarcar hacia Tokio. El aduanero le explicó, que, por las leyes brasileñas, los menores de edad no pueden viajar solos, sin la autorización del juzgado de menores y un escrito con las firmas del padre y de la madre. Pato sintió "un sudor frío en la barriga" y los directivos del Internacional intentaron, a la desesperada, convencer al inspector de pasaportes. Le dijeron que aquel chico, de tan solo 17 años, era un goleador y figura del Internacional para el Mundial de clubes en Japón. Por suerte, en la última llamada del vuelo, llegó un fax de un juzgado de la ciudad de Porto Alegre, que autorizaba el embarque del jugador, porque es un menor emancipado que gana cinco mil euros al mes. Ayer, en el Estadio Nacional de Tokio, Pato fue lo más destacado de su equipo, marcando en el minuto 23, el primer gol, que abrió la puerta de la victoria (2-1) contra el Al Ahly egipcio.
A Alexandre Rodrigues da Silva le llaman Pato porque nació en la pequeña ciudad de Pato Blanco, en el interior del estado de Paraná. Su carrera profesional es bien corta, ha jugado dos partidos y ha marcado dos goles. Sin embargo, los aficionados brasileños, en plena vorágine de sepultar viejas glorias y revelar nuevas estrellas para su fútbol, hablan maravillas del descaro de Pato delante de los porteros y de su olfato goleador.
Alexandre Pato ya era figura de la selección brasileña sub 17 cuando debutó como profesional, en agosto pasado, en la penúltima jornada del campeonato brasileño. Entró en el equipo como un pequeño huracán, y a los dos minutos de juego, marcó su primer gol. Después se dedicó a servir pases de goles para sus compañeros en la goleada del Internacional contra el Palmeiras (4-1). La incorporación de Pato al primero equipo llegó tarde y el Internacional sólo pudo ser segundo en la Liga de 2006.
Ayer, en su segundo partido como profesional, Pato también tenía mucha prisa. Marcó a los 9 minutos pero el árbitro Mohd Salleh aguó su fiesta señalando fuera de juego. Poco después, cazó un rebote de la defensa egipcia, y enchufó la pelota sin pestañear. Tuvo que ser sustituido en la mitad del segundo tiempo, con fuertes calambres. Sin embargo garantizó que le sobran energías: "Estoy óptimo, me duele un poco, pero con toda seguridad jugaré la final contra el Barcelona".
Alexandre Pato es la nueva revelación del fútbol brasileño. Su probable rival en la final, Ronaldinho, tiene las mejores referencias: "Mis amigos en Porto Alegre me cuentan maravillas de él".
Sin embargo, Pato sólo cuenta con el apoyo de la mitad de los aficionados de Porto Alegre. Si pasa a la final, la otra mitad apoyará apasionadamente al Barcelona de Ronaldinho, ex Gremio, el otro gran equipo de la ciudad. Por eso, los aficionados colorados cantaban ayer la victoria con un refrán atrevido: "Quien tiene Pato no necesita a Ronaldinhos".
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