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La lucha contra el terrorismo internacional

Peligrosos antecedentes

Ceuta ha vivido este año dos episodios que pusieron en alerta a la policía y han preocupado, y mucho, a sus autoridades. El 23 de enero, el fuego redujo a cenizas el interior del morabito de Sidi Embarek, un pequeño oratorio que conserva la tumba de un santón musulmán desde hace 400 años, después de que varios desconocidos arrojaran botellas con gasolina dentro. La Policía Científica investigó lo ocurrido y se barajó entre las hipótesis la de que los responsables del acto hubieran sido islamistas radicales que rechazan la veneración que en el Islam popular (especialmente en el Magreb) se ofrece a los musulmanes piadosos.

El 16 de abril, otro incendio también intencionado destruyó parcialmente otro oratorio, el de Sidi Bel Abbas. También entonces se investigó el entorno de los radicales, aunque en ninguno de los dos casos se produjeron detenciones.

La policía colocó como primer sospechoso de estos hechos a uno de los 11 detenidos ayer, Karin Abdeselam, de 32 años, y un amplio historial delictivo.

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