El Celta reacciona con un penalti en Mallorca

Sin Arango en el once titular, pero con un pletórico Jankovic, al Mallorca le bastó con el arreón inicial para descolocar a un Celta al que le costó demasiado dar con la manera de sortear la defensa rival. Lo intentó con jugadas más o menos elaboradas, con balones colgados y con faltas directas. Pero sólo lo logró al contragolpe, gracias a la flojera del meta Prats, y con un penalti más que riguroso a falta de pocos minutos para el final.

Para entonces, al Celta ya le habían caído dos goles. El choque se había desequilibrado muy pronto, tras una combinación iniciada por Víctor, rebañada por Jankovic y rematada finalmente por Jonás. A la media hora de partido, la lesión fortuita de Ibagaza -la segunda del argentino esta temporada-, marcó un punto de inflexión en la actitud del Mallorca. Si hasta entonces los baleares habían mantenido el control del balón, moviéndolo cerca del área del Celta, la entrada de Pereyra en el centro del campo se tradujo en un frenazo. Cómodo con la ventaja, el técnico Manzano aprovechó la circunstancia para reforzarse defensivamente: retrasó las líneas y acabó el primer tiempo cediendo la iniciativa a los gallegos.

En la reanudación, se repitió la historia, con un nuevo arranque fulgurante del Mallorca. Esta vez fue Jankovic, con diferencia el jugador más en forma del equipo rojillo, quien envió un derechazo imparable desde 20 metros. El cuarto gol del serbio en la Liga fue prácticamente calcado a los tres anteriores. El balón se coló besando el palo largo de Pinto, que se limitó a hacer la estatua para verlo pasar.

La gran virtud del Celta ayer fue su capacidad de reacción: cinco minutos después de encajar el segundo gol, los de Fernando Vázquez se volvieron a meter en el partido con un contraataque. A Prats le falló la manopla al intentar atajar el disparo lejano de Baiano.

Los vigueses, aún faltos de ambición y puntería, fueron capaces de empatar un partido que ya daban por perdido, gracias a un dudoso penalti cometido por Ballesteros. El central se desesperó cuando el árbitro, Clos Gómez, señaló como pena máxima su amago de agarrón a Baiano, penalti que el colegiado obligó a repetir su lanzamiento.