Indiferencia constitucional en la Roca
Los gibraltareños acuden hoy a una consulta para modificar la Constitución de 1969
Charles Culatto se autocalifica como "un gibraltareño desde hace 300 años" y considera que "el referéndum está muy mal montado, porque hay muchos puntos de la nueva Constitución con los que no se puede estar de acuerdo". Este político retirado circulaba ayer por la céntrica Main Street con una pegatina en la solapa en la que podía leer: Vota No. "Nosotros queremos una Constitución que acabe con nuestro sistema colonial y ésta no lo permite", añadió Culatto, quien considera que "con este nuevo texto, gana el Gobierno, gana el Reino Unido y gana España, pero no ganan los gibraltareños. Para nosotros este es el principio para ser españoles", apostilló.
Un total de 19.936 gibraltareños están citados hoy a las urnas para decidir la aceptación o no del nuevo texto constitucional -el actual data de 1969- negociado en los últimos años con el Reino Unido.
"En ejercicio de su autodeterminación, ¿aprueba y acepta la nueva Constitución?"
Un referéndum que, de momento, mantiene indiferentes a la gran mayoría de los convocados. De hecho, es difícil encontrar a lo largo de la calle principal, Main Street, un cartel o anuncio del referéndum. Muchos gibraltareños consideran más importantes los acuerdos alcanzados por el foro tripartito el pasado día 18 de septiembre en Córdoba que el texto de la nueva Constitución.
No obstante, la fórmula empleada por el Gobierno de Gibraltar para conocer la postura de los ciudadanos entorno a la nueva Constitución anima a muchos a acudir a las urnas. La pregunta que se les dirige es la siguiente: "En ejercicio de su derecho a la autodeterminación, ¿aprueba y acepta la nueva Constitución propuesta para Gibraltar?". La respuesta se conocerá a partir de las 22.00 horas, cuando cierren los 12 colegios electorales a los que pueden acudir los votantes desde las 9.00 horas. También serán empleadas dos urnas móviles para que ejerzan su derecho de voto en hospitales y centros de mayores quienes no se puedan desplazar.
Dennis Reyes, administrador del referéndum, ha vivido las tres últimas consultas y varias elecciones generales como responsable del dispositivo que controla el proceso en The Mackintosh Hall. Ayer, Reyes aún no presagiaba cuál iba a ser la reacción de los gibraltareños ante la consulta, porque "a pesar de que los medios de comunicación han dado a conocer el contenido de la nueva Constitución, la gente no se ha pronunciado de forma tan abierta como en otras ocasiones".
En el último referéndum celebrado en el Peñón, cuando el ministro principal, Peter Caruana, sometió a consulta el principio de soberanía compartida, barajado por los Gobiernos de España y Reino Unido en 2002, 17.900 gibraltareños de los 19.087 que acudieron a las urnas rechazaron esta posibilidad y sólo 187 votaron a favor.
El ambiente ante el referéndum de hoy es muy distinto. Pero, como en toda consulta, hay opiniones para todos los gustos. Ayer, a pocos metros de Convent Place, la sede del Ejecutivo gibraltareño, Sean Fredon, trabajador de una de las empresas que realizan los polémicos trasvases de combustibles entre buques, se mostraba indiferente ante la nueva Constitución. "No he seguido el proceso muy de cerca. Veo mucho mejor los acuerdos alcanzados con España y el Reino Unido, porque dan trabajo y nuevas perspectivas a los ciudadanos que lo que pueda aportar este referéndum", añadió.
Dayron, un abogado judío, lo tenía algo más claro: "El proceso mejora la Constitución actual, porque favorece una mejor relación entre Gibraltar y el Reino Unido". Este ciudadano gibraltareño no acepta que se pueda decir que "este referéndum es un paso más hacia la españolidad", porque "el futuro de Gibraltar está en Europa, no necesariamente en España, ni en el Reino Unido. La modernización nos acerca a Europa", apostilló.
En la misma línea se pronunció uno de los muchos comerciantes hindúes que trabajan en la principal calle del Peñón. Mattani, dueño de un bazar con 80 años de antigüedad, considera que "aunque no hay mucha expectación, la gente acudirá a las urnas y al final, será un día importante para Gibraltar".
El momento político que vive Gibraltar tras su participación con voz propia en el foro de diálogo con España y Reino Unido, y el apoyo incondicional que el Gobierno de Caruana ha dado desde el principio a la nueva Constitución, hace previsible que triunfe el sí a la reforma constitucional.
Uno de esos votos será el de Gabriel Belilo, administrador de un despacho de abogados que ayer insistía en que "todo esto es un avance de la colonia a una situación más moderna y de mayor autodeterminación, tal y como ha dicho el Gobierno inglés en el parlamento. Si no hubiesen metido tanto tinte político en esta consulta, tendría mucha más importancia entre los ciudadanos".
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