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Manuel Fraga pide en Vilalba apoyos para Feijóo y Barreiro

El senador presentó sus memorias en su villa natal

Llegó con su puntualidad habitual, es decir, antes de tiempo, y liquidó el concurrido acto en media hora. A sus 84 años recién cumplidos, Fraga presentó ayer sus memorias definitivas (hasta el momento) en la villa en que nació, y al tiempo que pedía a los vecinos su apoyo para Feijóo y Barreiro, el público protestaba por la escasa asistencia de miembros del PP al acto. El partido tenía reunión en Monforte.

Manuel Fraga va pocas veces por Vilalba, la tierra que lo vio nacer un 23 de noviembre de 1922. Pero cuando va se da un baño a de autoestima. Desde hace tiempo sus apariciones por la capital luguesa de A Terra Chá se reducen, casi exclusivamente, al 30 de agosto, cuando se rinde culto al patrono de la localidad, San Ramón.

Ayer volvió. Lo hizo con puntualidad fraguiana, o lo que es lo mismo, antes de la hora prevista. Entró, en una mañana gris, en la casa de la cultura, cerca del lugar donde se encuentra su busto, y se dirigió al salón de actos para presentar Final en Fisterra, un libro del que se editaron 5.000 ejemplares y se han vendido 3.000, en el que se recogen sus memorias de 16 años, "casi 17", al frente de la Xunta.

El salón, no podía ser de otra forma, estaba lleno, aunque para llenarlo tampoco hay que ir mucho más allá de las 70 personas. Media de edad alta, pero entusiasmo. Mucho entusiasmo. Se quiera o no, allí estaba su hijo predilecto.

Faltaron políticos, entre el público sólo el ex conselleiro Xaime Pita, que popularizó lo de "o noso presidente", y en la mesa de honor el ex presidente del parlamento, José María Gacía Leira, también de Vilalba; el actual alcalde, Gerardo Criado; y el ex presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor.

La ausencia de personajes públicos no pasó desapercibida entre el público. "No tiene sentido programar un acto del partido este mismo día", renegó una mujer al referirse a la primera convención del PP de Lugo que, a la misma hora, se celebraba en Monforte.

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Conste que fuera también hubo irreverentes, en Vilalba un mínimo cuestionamiento hacia Fraga es irreverente, cuando un joven preguntó: "¿Qué pasa?". "Que Fraga presenta sus memorias", le respondieron. "Pues serán por tomos", ironizó el joven.

Dentro, la sala aplaudió con contundencia cuando Leira, tras argumentar que "todos somos admiradores de don Manuel", recordó el reciente cumpleaños (84) del hombre que se bañó en Palomares. Fraga escuchó con los ojos medio cerrados la intervención de Fernández Albor. No escatimó esfuerzos para argumentar que "pocos hicieron por esta democracia" lo que "don Manuel". Así le llaman todos. O casi todos.

Pidió a Fraga que considere la posibilidad de postularse para el Parlamento Europeo y defendió la galleguidad del octogenario evocando unas palabras de su finada esposa, Carmen Estévez, cuando afirmó que "Manolo, enterrado, si escuchase el sonido de una gaita se levantaría de la sepultura".

Llegó el turno de Fraga. Se le esperaba emocionado pero aguantó. Dio gracias a los presentes porque "nunca fallan". Pidió apoyo a los líderes actuales del PP en Galicia, dijo que la política no se hace sólo desde las oficinas, habló de los incendios, recordó cómo fundó AP y criticó el revisionismo, que "es mirar atrás con nula mentalidad de memoria histórica". En 30 minutos había finalizado. Y llegaron las firmas.

Fraga escribía, con letra indescifrable, el nombre de cada comprador acompañado, o eso parecía, de "cordialmente" si era un hombre, o "atentamente" si era una mujer. La más joven de entre todas se acercó, y su madre le deletreó el nombre de la niña. "Es Fanny con dos enes, don Manuel". Y luego apareció su amigo del alma, Carlos Pardo, "el jefe". "¡Hombre jefe!". "Ayer estuve en Perbes. Nunca vi llover tanto, ni olas tan fuertes en la playa". Pero el "jefe" está mayor, tiene problemas de oído, y apenas intercambió dos palabras.

Aviso a Gallardón

El senador terció en el nuevo desencuentro e entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, tras el polémico libro biográfico de la presidenta de la Comunidad de Madrid en el que destapa sus desavenencias con el alcalde, para recordarles a ambos que "en un partido hay que colaborar, y más en tiempo de elecciones".

Fraga no ocultó su disgusto por la publicidad de las discrepancias entre los mandatarios madrileños. El veterano político lugués admitió que "algo ha pasado", para luego, ya en tono conciliador, expresar su convicción de que "seguro" que Gallardón y Aguirre tienen la "intención" de prestar la colaboración demandada por el octogenario vilalbés.

Ante la insistencia de los periodistas, Fraga Iribarne reconoció que aún no leyó la biografía de Aguirre y aseveró que tiene "el mejor concepto de los dos".

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