El Werder Bremen gana al Chelsea, que buscó la victoria
Jugó el Barça con un ojo puesto en su partido y otro en el de Bremen, donde el Werder y el Chelsea podían dejar en nada su esfuerzo. Había miedo a la alineación de José Mourinho, el técnico del equipo inglés, al que se le conocen cuentas pendientes con el Barça. Mourinho no defraudó: ausente Lampard por sanción y Carvalho por lesión, el técnico portugués dejó de inicio en el banquillo a Robben, su mejor hombre de banda. Tampoco contó en el once titular con Shevchenko. Apostó por Obi Mikel, que un día es medio y al otro delantero, como compañero de Drogba, que se retiró del partido cojeando. Poca dinamita. La suficiente para los intereses ingleses.
El Chelsea buscó el partido de inicio, apoyado en el músculo de Makelele y en las llegadas de Essien. Fue un equipo duro. Aguerrido. Un rival del gusto del Werder, que para algo es un conjunto de pierna dura y largo aliento. Un córner rematado por Mertesacker le valió un gol. Y varios sustos en jugadas de estrategia le sirvieron para ponerle momentáneamente los grilletes al Chelsea, que amenazaba con buscar el empate. Fue un partido plano en lo técnico y duro en lo físico. Terminó con el Chelsea en el área alemana. Y lo ganó el Werder, que así saca turno para jugarse de tú a tú el pase a los octavos de final: será en la última jornada, frente al Barça y en el Camp Nou (1-0).
El Liverpool entrenado por Rafa Benítez, por otro lado, aprovechó la oportunidad de asegurarse el primer puesto de su grupo. Jugó en casa, ante el PSV holandés, un rival incómodo, con puntas veloces y centrales como montañas. No jugó bien, aunque eso ya no es noticia. Perdió al español Xabi Alonso mediada la primera parte tras un encontronazo con Feher. Acabó ganando con un gol de Gerrard, que se aprovechó de un gran desmarque del holandés Kuyt.
La jornada, además, llevó al Bayern de Múnich y al Inter de Milán hasta los octavos, tras empatar en Moscú contra el Spartak (2-2) y ganar al Sporting de Lisboa (1-0), respectivamente. El grupo del Valencia, por su parte, dejó un apunte que amenaza con complicar la trayectoria del Roma, que, paralizado por el frío de Ucrania, perdió contra el Shakhtar. Lo hizo con un tanto, en posición más que dudosa, de un conocido de la afición española: Marica, el mismo jugador rumano que apuntilló a España hace una semana.
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