"Siento que me falta algo para acabar con las dudas sobre mí"

Thiago Motta juega su séptima temporada en el Barcelona, donde debutó de la mano de Carles Rexach. Actuaba como volante zurdo, con llegada y buen disparo. Van Gaal le alineó de lateral y con la llegada de Rijkaard se reconvirtió en mediocentro. Reconocido por su talento, da la sensación de que Motta podría dar más de lo que ofrece. Eso le genera cierta sensación de permanente insatisfacción y, al tiempo, origina dudas entre observadores y aficionados. Para colmo, no logra quitarse de encima a los árbitros. Vive con la cautelar desde que fue expulsado ante el Zaragoza. Hoy espera ganar lo que considera una final ocupando el puesto que semanalmente se disputa con Edmilson.

Pregunta. ¿Se siente perseguido por los árbitros?

"El partido ante el Levski es más importante que el del Werder. Si no ganamos aquí, adiós"

Respuesta. No creo. Se juega tan rápido que dudo que a los árbitros les dé tiempo a fijarse en quién es el jugador al que le pitan una falta. Lo que está claro es que, por una cuestión o por otra, no acabo de superar ese tema.

P. Le han llegado a expulsar por faltas que cometieron compañeros.

R. Sí, en A Coruña, hace dos años. Es como lo del día del Zaragoza. Está claro que no quise hacer daño a Milito. Ni le vi. Jugadas como esa pasan muchas veces, pero el rival no se tira. He hecho un esfuerzo para que no me expulsen porque he fallado a mis compañeros muchas veces.

P. Ha pasado de tres expulsiones la temporada 2003-2004 a una el año pasado. ¿Cómo ha intentado corregirlo?

R. ¿Una? Creí que ninguna. Antes me sacaban muchas tarjetas por quejarme y no cambiaba nada del partido. Comprendí que no valía la pena molestar al árbitro. Me he mentalizado. Es una suerte tener a Rijkaard de entrenador. Habla mucho colectivamente, pero también de manera individual. A mí me ayuda y me da confianza.

P. Le utiliza como mediocentro, pero empezó en la banda.

R. Sí. Pero ahora es complicado jugar allí, con Xavi, Iniesta, Deco. En el puesto de mediocentro me alterno con Edmilson. Me siento cómodo. Creo que puedo hacer bien lo que me pide Rijkaard: sacar el balón con criterio y defender la espalda a los interiores y a los laterales. He perdido llegada y tiro, pero eso no se olvida. Me encuentro cómodo en las dos posiciones. De Rijkaard no me puedo quejar. Siempre ha confiado en mí, incluso cuando he vuelto de una lesión. He jugado hasta de central.

P. ¿Cómo lleva eso de no saber nunca si juega usted o Edmilson?

R. Bien. Juegue quien juegue hay que ganar. Y más contra el Levski. Es una final. Es mucho más importante que el partido contra el Werder. Si no ganamos aquí, adiós. Ellos tienen un buen equipo, tocan bien, posicionalmente son ordenados y tienen un media punta que me gustó mucho, pero no me acuerdo de su apellido.

R. ¿En qué basa su elección Rijkaard?

R. No lo sé. A mí lo que más me gusta de Edmilson es su tranquilidad, pueden ir mal las cosas o haber perdido un balón importante, que la vuelve a coger, regatea y sale jugando. No le verás nunca tirar un pelotazo. Intento aprender eso de él. Mi reto es darle tranquilidad al equipo.

P. ¿Siente que se sigue esperando un poco más de usted?

R. A veces tengo la sensación de que en mis dos primeros años lo hacía mejor. Sé que soy más completo, que juego más tranquilo, pero siento que me falta algo que termine con las dudas sobre mí. Antes entraba en el campo y me sentía importante y relajado. Ahora, no tanto. Cada día quiero enseñar lo que tengo, confirmar lo que se espera de mí y eso, a veces, en vez de ayudarte te perjudica. Quiero sentirme importante para este equipo, lo necesito. No acabo de estar contento conmigo; a veces sí, a veces no. Tal vez me exijo demasiado. Con el tiempo lo superaré.