_
_
_
_

Tres bibliotecas

LLINÀS demuestra con cada obra que un edificio discreto no tiene por qué ser una caja anodina. Barcelona no ha premiado a ningún proyectista tanto como a él. Y pocos arquitectos han contribuido más calladamente a la consolidación urbana de la ciudad. En la Biblioteca Vila de Gràcia (2001), calzó un edificio fluido y encontró luz en uno de sus famosos retales urbanos; en el conjunto Fort Pienc (2003) hizo convivir un asilo, un mercado, una guardería, una biblioteca y un centro cívico sin que el griterío del mercado molestase a los lectores y permitiendo a los ancianos disfrutar del juego de los niños. Finalmente, la Biblioteca Jaume Fuster (2005) cede el protagonismo de la plaza a los ciudadanos y ofrece luz, comodidad y silencio a los lectores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_