Muere Paquito, nace la leyenda
El esquiador, fallecido ayer a los 56 años, es el representante más genuino del espíritu pionero del deporte español
Acosado por el cáncer, Paquito Fernández Ochoa murió ayer, a los 56 años, en su casa de Cercedilla (Madrid), desde la que se forjó como héroe olímpico en una época de miseria y martirio, después de que dos sábados atrás se despidiera del mundo en un homenaje que puso la piel de gallina. En un momento de grandeza individual y colectiva para el deporte español, sobre todo por el carisma de Fernando Alonso, Rafa Nadal, Sergio García o Pau Gasol, el adiós del único campeón en unos Juegos de Invierno ha provocado una escalofriante sensación de orfandad.
Personaje extravertido y universal, y hasta cierto punto quijotesco, deportista competitivo por naturaleza y esquiador por tradición familiar, Paquito era el representante más genuino del espíritu pionero del deporte en España antes de que la democracia actuara como motor de grandes triunfos con Severiano Ballesteros de banderín de enganche. A la altura de Ángel Nieto, Manolo Santana y Federico Martín Bahamontes, en tanto que representante de una generación de genios espontáneos, se hizo querer más que ningún otro deportista, al punto de que su muerte le convierte en mito.
Desde la precariedad y el anonimato, sin medios ni ayudas, en un país de mucho sol y monopolizado por el fútbol, el triunfo de Paquito significó un momento de gloria imborrable para la gente que observaba el mundo del deporte con fascinación. La victoria alcanzada en Sapporo 72 sobre Gustavo Thoeni fue una hazaña de tal calado que, cuando se le pidió al propio esquiador que la contextualizara, respondió: "Es como si Fangio le ganara el título de fórmula 1 a Alonso". El deporte español se ha expandido de forma sobresaliente desde Barcelona 92 y, a día de hoy, ocupa un puesto destacado en las clasificaciones europeas y mundiales. El desarrollo ha sido tan extraordinario que los éxitos son incluso previsibles en distintas especialidades, circunstancia que alimenta la disputa por los derechos televisivos. Nada que ver con la proeza que protagonizó hace 34 años el rebelde Fernández Ochoa con Juan José Castillo como único comentarista de TVE. El deporte español extrañará toda la vida al bueno de Paquito.
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