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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amalgama pictórica de la literatura rusa

La compañía balear Iguana Teatre, que cumple 20 años de trayectoria profesional, traza en La mort de Vassili Karkov, pieza estrenada en 2005, un curioso mosaico costumbrista de la Rusia del XIX que parte de la lectura de autores como Turguénev (Un sueño), Gógol (El abrigo), Chéjov (El estudiante) y Pushkin (La tormenta). La descripción de la naturaleza que caracteriza al primero, la percepción irracional propia del segundo, los personajes del tercero y los versos del último sobre la nieve que caía encima de todos ellos conforman una obra original que tiene como protagonista a un personaje inspirado en el Eugenio Oneguin de Pushkin. El resultado de esta adaptación libre de las narraciones y los temas que definieron la literatura rusa anterior a la Revolución Bolchevique es la intrincada historia de un hombre malvado, Vasili Karkov, narrada por él mismo el último día de su vida, aderezada con una cuidada iluminación que remite a los óleos de los pintores realistas rusos de la época, como Vasili Pérov, y en acento mallorquín.

La dramaturgia del montaje que puede verse en el teatro Tantarantana de Barcelona hasta el 12 de noviembre es, sin duda, su aspecto más destacado. Es más que notable el esfuerzo por aunar tramas con climas y situaciones emocionales, y conseguir que el conjunto tenga un sentido, un ritmo y una buena evolución. En paralelo al desarrollo del personaje principal y de su depravada naturaleza, la puesta en escena de Pere Fullana esboza, con un mínimo de elementos y esa luz velada que marca el tono intimista de la propuesta, el retrato de la pobreza de la vida rural y de su belleza, captando la fuerza de esos personajes humildes pero a la vez fuertes que veían pasar la vida a través de los ventanales empañados por el frío.

En La mort de Vassili Karkov hay acción en forma de duelos y riñas, hay dramatismo, hay cuadros de la campiña y hay sobre todo la fuerza simbólica del azar que dictamina el desenlace. El ajustado trabajo de los intérpretes, entre los que destaca la veterana Maruja Alfaro, basado a menudo en la mímica para explicar la acción, contribuye a recrear el ambiente de austeridad.

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