_
_
_
_
_
Reportaje:

La vida en directo

La telerrealidad cumple tres lustros. Medio centenar de programas pueblan las cadenas generalistas y temáticas españolas

Rosario G. Gómez

La telerrealidad está a punto de cumplir tres lustros. Desde que la cadena musical MTV puso en marcha El mundo real, en 1992, la televisión ha explotado hasta el infinito un formato que inunda las pantallas de todo el mundo. Aquel experimento televisivo sometió a encierro a siete jóvenes en un piso de Manhattan bajo una nube de cámaras y micrófonos para seguir todos sus movimientos. Había nacido un nuevo género televisivo.

La gran eclosión llegaría con Gran Hermano, que con el tiempo se ha convertido en un exponente de la globalización audiovisual. El concurso creado en Holanda por Endemol en 1999 ha sido exportado a 39 países, y en España va ya por la octava edición. Además ha creado una inabarcable cantidad de secuelas. Hay programas para cambiar de casa o de cara; para ver quién canta mejor o quién es capaz de comer más hamburguesas en menos tiempo. Otros seleccionan futbolistas con ganas de triunfar en clubes con solera como el Inter de Milán. O entrenan a timoneles de remo olímpico, como acaba de anunciar el diario China Daily. Alrededor de 10.000 aspirantes se han presentado para ocupar las dos plazas de timonel (masculino y femenino) que formarán parte del equipo olímpico chino de ocho con timonel en los Juegos de Pekín de 2008.

Más información
Hugh Laurie, el doctor House, publica en España su primera novela

"La clave de los realitys es la espontaneidad", asegura Álex Piñón, director creativo de Zeppelin (productora integrada en Endemol). Para otros profesionales, como sostuvo Ramón Colom en TVE, estos programas están teñidos de artificialidad y nada escapa al diseño previo de los guionistas.

El auge de la telerrealidad obedece a una lógica económica. Son productos que no exigen grandes inversiones y, en muchos casos, garantizan sólidas audiencias, como ponen de manifiesto los cuatro millones de espectadores que semanalmente siguen ¡Mirá quién baila! (TVE-1) o Gran Hermano (Tele 5). Piñón defiende la pervivencia de un género que con el tiempo ha sabido renovarse. "Antes los realitys se basaban en la convivencia. Se juntaba a gente y se grababa. Ahora se han sofisticado y tienen que aportar elementos de superación personal o pruebas de adiestramiento en disciplinas que les son ajenas".

El multimillonario Donald Trump se adentró en el género con El aprendiz, que daba a los concursantes la oportunidad de abrirse camino en el mundo de los negocios. Ahora, la televisión británica Channel 4 propone a cinco adinerados hacerse pasar por indigentes durante 10 días. La productora del actor Leonardo DiCaprio aspira a transformar un pueblo de Estados Unidos en una comunidad ecológica con las cámaras de televisión como testigo.

Medio centenar de programas de telerrealidad se asoman a las pantallas españolas. Algunos tienen un trasfondo académico (Supermodelos, de Cuatro, u Operación Triunfo, de Tele 5). Otros se apoyan en el enredo, el espectáculo o la búsqueda de la popularidad (El show de Cándido, emitido por La Sexta, o La isla de las tentaciones, en la antena de Fox).

Las televisiones autonómicas también se han sumado a la ola. Televisión de Galicia emite La casa de 1906, un proyecto abanderado por Antón Reixa en el que dos familias gallegas del ámbito rural viven en una casa de Irixoa (A Coruña) conforme a los hábitos de principios del XX. En un escenario atávico se desarrolla también The 70s House (VH1, dial 83 de Digital +), en el que 12 chicos modernos retroceden a los años setenta (sin móviles ni otros instrumentos contemporáneos).

La plataforma Digital + incluye en sus diferentes canales una treintena de realitys. MTV apuesta por formatos "que no buscan el morbo" ni ahondan en los "entresijos de un grupo de gente encerrada en una casa", apunta un portavoz de la cadena. Su máxima es el "entretenimiento" pensado para los jóvenes. A ellos van dirigidos Motormouth, un concurso de cámara oculta que desvela las excentricidades de los conductores; Little talent show, donde ocho aspirantes a actores realizan pruebas de interpretación y canto; Parental control, en el que un matrimonio busca el novio perfecto para su hija, o Hogan knows best, que sigue minuto a minuto las andanzas del famoso luchador Jule Hogan por Los Ángeles.

El canal People & Arts apuesta por programas "de entretenimiento tranquilo, donde prime la superación personal, y con vocación de servicio público". Éstos son los objetivos de Miami Ink, ambientado en un taller de tatuaje, o de Extreme makeover: cambio radical, que realiza operaciones de cirugía estética a personas con complejos o defectos físicos entre 70.000 concursantes. Para este canal, Discovery produce Historias de adopción, que retrata los interminables procesos de familias no convencionales para adoptar hijos. Este espacio recibió en 2005 un Emmy a la mejor dirección de programas especiales.

Las productoras españolas preparan ya nuevos programas, pese a que algunos directivos creen que el género está "bastante trillado". Piñón asegura que "los pesos pesados de la telerrealidad, como Gran Hermano, continúan vigentes y siguen atrayendo a la audiencia".

Recibe el boletín de televisión

Todas las novedades de canales y plataformas, con entrevistas, noticias y análisis, además de las recomendaciones y críticas de nuestros periodistas
APÚNTATE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_