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Crónica:Fútbol | Octava jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La niebla ciega al Valencia

El Racing vuelve a tirar de su pareja preferida, Zigic y Munitis, para ganar por primera vez en casa ante un adversario acomodado y quejica

Un Valencia acomodaticio, quejica y sin ambición se marchó del Sardinero con el prestigio por los suelos. Mientras pudo, vivió de la nada, que fue lo que ocurrió durante la primera parte, y cuando quiso, tras el gol de Munitis, descubrió que no tenía nada que ofrecer. Una nulidad en todas sus líneas. El Racing, que todavía no había ganado al Sardinero, se encontró con el encuentro planeado por su entrenador, Miguel Ángel Portugal. Un equipo muy aguerrido atrás, que borró a Villa y Morientes, y un ataque que sabe jugar por arriba. Nada extraño si cuentas con un tallo de 2,02 de estatura que peina todo lo que cae sobre el área. Se llama Zigic y es un chollo para el conjunto cántabro. El Valencia lo paró durante el primer tiempo, pero el larguirucho Zigic se impuso en el segundo. Y a partir de él, venció el Racing. De él y de Munitis, su colaborador predilecto. El Racing ha encontrado en esta pareja una fórmula perfecta para escapar de la cola de la clasificación: altura más intensidad y rapidez. O sea, cinco goles entre ambos.

RACING 1 - VALENCIA 0

Racing: Toño; Pinillos, Rubén (Oriol, m. 63), Garay, Luis Fernández; Scaloni, Colsa, Antonio Tomás (Vitolo, m. 73), Melo; Munitis y Zigic (Aganzo, m. 85). No utilizados: Calatayud, Serrano y C. Álvarez.

Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, Ayala, Moretti; Joaquín (Silva, m. 70), Pallardó, Edu, Gavilán (Regueiro, m. 10); Villa y Morientes (Angulo, m. 75). No utilizados: Butelle, Torres y David Navarro.

Goles: 1-0. M. 57. Munitis cabecea a gol ante Cañizares tras una prolongación también de cabeza de Zigic.

Árbitro: Rubinos Pérez. Expulsó por doble tarjeta amarilla al valencianista Regueiro (minuto 91). Amonestó a Rubén, Munitis, Antonio Tomás, Vitolo y Scaloni.

Unos 15.000 espectadores en el estadio del Nuevo Sardinero.

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Hace 20 años, un Racing-Atlético de Madrid fue suspendido por la niebla. Y ayer hubo momentos en que amenazó con repetirse la historia. La niebla jugó al escondite, apareció y desapareció, se concentró en unas zonas o en otras, dividió el campo por regiones, y se cargó el fútbol. Al menos en la primera parte, lastrada por un sinfín de interrupciones y de patadas a seguir, además de la lesión de Gavilán, que hubo de marcharse renqueando a los 10 minutos. Como la visibilidad era tan deficiente, los jugadores renunciaron a pasarse el balón y se conformaron con alejarlo de sus dominios. Con escasas excepciones. Una de ellas fue una jugada que inició Edu, cedió al recién incorporado Regueiro (un ex racinguista) y el centro del éste en diagonal lo empalmó como venía Morientes junto al punto de penalti. Despejó Toño. Ese fue todo el peligro que se produjo en este anodino primer tiempo, en el que el Racing no se acercó a Cañizares a menos de 15 metros. Y ni siquiera Zigic inquietó a la pareja de centrales valencianistas, Raúl Albiol y Fabián Ayala.

En un lance premonitorio, Moretti comenzó la segunda parte estirando la camiseta a Zigic dentro del área, para evitar que cazara un cabezazo. No lo vio el árbitro. A continuación Munitis practicó un piscinazo que reclamaba penalti. Sí lo vio el árbitro. El Racing pareció animarse. Y Zigic comenzó a ganar algunos balones por alto, lo que convirtió cada falta racinguista en una seria amenaza para los valencianista. Así fue en el gol que abrió el partido. Zigic se impuso a Ayala, prolongó el balón de cabeza hacia el interior del área y allí estaba Munitis, que cabeceó a gol con rabia. A escasos metros de Cañizares. El segundo tanto de Munitis en la Liga. El Valencia se vio obligado a reaccionar. No es que tuviera muchas ganas, pero no le quedaba más remedio. Quique había apostado por el joven Pallardó para cubrir la baja de Albelda como medio centro defensivo. Pues bien, al chico le vino grande el partido. Su juego resultó totalmente irrelevante. Lo mismo que el de la mayoría de sus compañeros, con Villa a la cabeza. El delantero asturiano estuvo desconocido. Ni una sola vez pudo desbordar como acostumbra. Su peor actuación en lo que va de campeonato.

Con el viento en la cola, el partido era de Munitis, de su velocidad y de esa intensidad que tan incómoda resulta para sus adversarios. La agresividad con la que se defendió el Racing no pasó inadvertida ni a su rival ni a su propio entrenador, Portugal, que fue sustituyendo a aquellos de sus jugadores que estaban ya amonestados. Primero envió a la ducha al central Rubén, que se marchó sorprendido, y más tarde a Antonio Tomás. Y Vitolo, sustituto de Tomás, conquistó una tarjeta en su primer minuto en el campo. Le salió barata la agresividad.

Ayala entendió la lección y, como ya no podía con Zigic, le metió un codazo en la boca que el árbitro no amonestó. El choque se le acabó de nublar al Valencia cuando Regueiro completó su calamitosa actuación con una expulsión que sentenciaba definitivamente la cita. El Valencia no tuvo resupuesta en toda la noche.

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