Plaza encuentra la fórmula

En otros tiempos, el Real Madrid habría perdido con toda probabilidad si Louis Bullock hubiese encestado 13 puntos. Con Joan Plaza todo ha cambiado. El baloncesto de trincheras ha sido relegado por un juego colorido que no es casual. El gerente ha hecho los deberes y el mercado se ha trillado con criterio. Mumbrú, Raül López, Tunceri, Varda... Esta temporada hay dos bases puros, los niños -Sinanovic y Tomas- tienen más callo y encima dos campeones del mundo comparten vestuario. Todo un lujo.

Los madridistas celebraron la festividad del Pilar atropellando al Vive Menorca, que mal que bien sólo aguantó dos cuartos. Ya entonces, al descanso, iba 13 puntos por debajo (46-33). El gen competitivo llevó al cuadro local a endosar, en un último periodo de vértigo, la misma diferencia de puntos (29) que Unicaja, el vigente campeón de la ACB, recibió hace un par de semanas. Un sainete que continuó contra los isleños, a los que les pudo el mal de altura: su mejor tallo, Alzamora (2,06 m), era un hobbit comparado con Varda (2,13) y, sobre todo, Sinanovic (2,22). El muchachote apadrinado por Boza Maljkovic no se complica la vida; rebote que pilla, lo envía de memoria al jugador libre de turno. Le sobra con eso y palmear los balones remolones para desespero de los contrincantes.

La cuadrilla de Plaza solventó el duelo por centímetros y por arrestos. Basta comparar las capturas en uno y otro bando; los vencedores sumaron 26 en defensa, un balón menos que todos los que los menorquines atraparon en 40 minutos. En esta faceta Felipe Reyes, con ocho rebotes, volvió a ser un coloso en su cancha y en la pintura enemiga. Mumbrú también cuajó una buena actuación.

A sus años, Nacho Rodríguez fue de los pocos foráneos que dieron guerra. No estaba para esas lides Bazdaric. El tirador de los Balcanes atraviesa una crisis de juego, no tiene fe en sus lanzamientos, y su técnico, Curro Segura, no es precisamente un fanático de la psicología. Así andan en las islas pitiusas. Plaza sí atiende al alma de su plantilla, aunque es consciente de que tanto tráfico entre el parqué y el banquillo le traerá problemas. Que habrá días en que los jugadores se enfríen en vez de seguir la racha. Entretanto, apoyado en la lógica, deja hacer a sus muchachos. Su política de rotaciones, aplicada contra viento y marea para hacer grupo, para que nadie se sienta desaprovechado, le está dando unos frutos que hacía mucho que no se cosechaban en Vistalegre. Hasta seis jugadores de la escuadra madridista anotaron diez o más puntos. Smith, Reyes, Mumbrú, Hervelle y Tomas dieron oxígeno al omnipresente Bullock, la única apuesta de ataque de los últimos años. El norteramericano por fin se puede dar un descanso.