Cuando Hakkinen frenó a 'Schumi'
El alemán afrontó en 1998 una situación semejante a la actual y perdió la corona ante el finlandés
No es habitual que el Campeonato del Mundo de fórmula 1 llegue a su recta final con todo por decidir. Pero menos lo es aún que se den dos casos semejantes. Sin embargo, lo que está ocurriendo en 2006 pasó ya en 1998 y con un protagonista común: Michael Schumacher. El alemán afronta ahora las dos últimas carreras -la penúltima se disputaba en el circuito japonés de Suzuka a las 7.00 de hoy (Telecinco)- empatado a 116 puntos con Fernando Alonso. Aquel año tenía 80, los mismos que Mika Hakkinen, a falta también de dos grandes premios. Y todo se acabó decidiendo en el último suspiro. El finlandés frenó a Schumi y se anotó el primero de sus dos títulos mundiales.
Aquella historia, sin embargo, tuvo otros protagonistas accidentales. Uno de ellos, el británico David Coulthard, que se cruzó en el camino de Schumacher cuando éste pugnaba por dar caza a Hakkinen. El nórdico le llevaba siete puntos a falta de cuatro carreras. Hakkinen y Coulthard eran los pilotos de la escudería McLaren. Al concluir la carrera, disputada el 30 de agosto bajo la típica tormenta de final de verano sobre el teazado belga de Spa-Francorchamps, Schumacher se dirigió, furibundo, al box de McLaren para recriminar a Coulthard por lo que entendió que fue una fea maniobra premeditada. Quienes presenciaron la escena cuentan que, de no haber sido porque los mecánicos se lo impidieron, es probable que le hubiera agredido.
Raikkonen ironiza sobre la calidad del coche de McLaren que espera a Alonso en 2007
Sin los mecánicos de por medio, es probable que Schumacher hubiera agredido a Coulthard
El motivo de la reyerta arrancó mediada la prueba, cuando Schumi adelantó al primer clasificado, Damon Hill, y trató de doblar a Coulthard. El escocés le hizo el tapón a un Schumi que, desesperado, agitaba los brazos para que los comisarios ordenaran ondear las banderas azules que indican a un piloto que ceda el paso. Sucedió todo lo contrario. Coulthard se hizo el remolón hasta que, de forma súbita, levantó el pie del acelerador. Schumacher no pudo evitar el choque. Una rueda de su Ferrari quedó hecha añicos. Tuvo que abandonar, aunque la suerte le acompañó porque Hakkinen también se accidentó.
Dos semanas después, Schumacher ganó en Monza y Hakkinen sólo pudo concluir en la cuarta posición. Ambos quedaron así al frente de la clasificación igualados a 80 puntos a falta de dos citas. Como ahora con Alonso.
El desenlace fue de lo más emocionante porque, en la penúltima prueba, en Nürburgring, ganó Hakkinen por delante de Schumacher. En consecuencia, todo se resolvió en la última, precisamente en Suzuka. Schumi logró la pole position con un tiempo estratosférico que sorprendió incluso a su compañero, Eddie Irvine, y despertó unas sospechas que los comisarios cerraron afirmando que en su coche todo era legal. Pero en la salida su Ferrari se caló y fue relegado al último puesto. Remontó hasta la tercera posición, pero en la vuelta 31ª tuvo que abandonar cuando su neumático trasero derecho explotó.
Ayer, Schumacher no logró la pole, que fue para su compañero, el brasileño Felipe Massa, pero los dos Ferrari dieron un salto espectacular en relación a lo que habían mostrado en China con la pista seca.
"Nos han sorprendido a todos", confesó Alonso, que atribuyó la mejora al rendimiento de las gomas Bridgestone. Cuatro coches calzados por esta firma nipona coparon las dos primeras líneas -los Toyota de Ralf Schumacher y Trulli estuvieron tras los Ferrari- y Alonso fue quinto, a siete décimas de segundo del brasileño.
Los McLaren fracasaron con estrépito. Y Raikkonen, undécimo, lanzó una frase para la historia: "He dado una vuelta perfecta. La mejor que podía dar con este coche, que lleva el nuevo motor para los próximos cuatro años. Pero éste ya no será más mi problema". Pasará a ser el de Alonso, que, no obstante, tenía su cabeza sólo puesta en Schumacher.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.