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Crónica:Fútbol | Fase clasificatoria para la Eurocopa de 2008
Crónica
Texto informativo con interpretación

España necesita remedios urgentes

La derrota en Estocolmo demuestra que el equipo es barbecho y que su regeneración requiere mucho más que cambiar de técnico

José Sámano

La selección ha agotado su crédito. A día de hoy, precisa una revisión urgente, una catarsis que permita dar un revolcón a un proyecto que encabeza una federación errática y sin grandeza. Una federación que lleva años parapetada en un agujero, sin respuestas convincentes, sin un líder, sin un mensaje positivo, con la tesorería pelada y en medio de un feísimo enredo judicial. Y en el fútbol todo pesa, desde los despachos hasta el césped. La selección es puro barbecho y su regeneración requiere mucho más que un simple cambio de inquilino en el banquillo o llamar a filas a tal o cual futbolista, por ilustres que sean.

SUECIA 2 - ESPAÑA 0

Suecia: Shaaban; Nilsson, Mellberg, Hansson, Edman; Alexandersson, Linderoth, Ljungberg (Wilhelmsson, m. 55); Svensson (Kallstrom, m. 74); Allback y Elmander (Andersson, m. 76). No utilizados: Alvbage; Antonsson, Stenman y Rosenberg.

España: Casillas; Sergio Ramos, Juanito, Puyol, Capdevila (Puerta, m. 51); Angulo (Luis García, m. 59), Albelda, Cesc (Iniesta, m. 46); Xavi; Fernando Torres y Villa. No utilizados: Reina; Antonio López, Pablo y Xabi Alonso.

Goles: 1-0. M. 9. Elmander, tras recibir solo en el borde derecho del área. 2-0. M. 81. Allback cierra un contraataque tras recortar a Casillas y Puyol.

Árbitro: Stephen Graham (Reino Unido). Amonestó a Cesc, Puyol, Albelda, Iniesta, Sergio Ramos, Luis García, Nilsson y Svensson.

Unas 15.000 personas en el estadio Rasunda.

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España está al borde de un fracaso de consecuencias imprevisibles y no es el primer patinazo de Villar y su séquito. La derrota en Suecia deja a la selección ante el precipicio, con una complicadísima clasificación para alistarse en la Eurocopa, y prolonga una agonía que se ha acentuado con creces desde el despido mundialista. Desde entonces, Luis, consentido por su presidente, ha perdido el hilo en el campo y el vestuario. Ha querido dar como fuera las últimas puntadas, pero el equipo se le ha ido de las manos. Quizá tenga razón y el fútbol español no dé para más; o quizá, como sostiene él mismo, los rivales no sean tan birriosos como, dice, algunos proclaman. En cualquier caso, el curso sigue y alguien debería exprimir de otro modo la vendimia española. Y no conviene olvidar que Irlanda del Norte o Suecia, por ejemplo, no son Francia. El problema de España no se reduce a una derrota en Estocolmo, que bien pudo evitar con un poco de fortuna en la segunda parte. Es más profundo. Hace años, con un técnico u otro, que el equipo no responde con el vuelo que se le supone. La selección carece de un plan concreto, los directivos no la respaldan como debieran y para algunos jugadores comienza a ser un engorro ser visto por este desamparado equipo, en el que el listón está muy bajo para muchos.

A la espera de aire fresco, en Estocolmo, pese al tropezón de Belfast, España arrancó sin gas y sólo reaccionó llegado el segundo tramo, cuando sintió un vértigo atroz. Fue tarde. Para entonces ya había concedido ventaja a su musculoso rival. Como consecuencia de un ideario mal entendido, España se ha acostumbrado a que el manejo del balón sea suficiente. Como si aprobada dicha asignatura todo estuviera resuelto. El fútbol, sin duda, parte del dominio de la pelota, pero la posesión tiene un doble sentido: evitar que el rival te dañe más de la cuenta y, al tiempo, buscarle las cosquillas en su área. Pero en el fútbol español se percibe en ocasiones un cierto aire funcionarial que lleva a determinados jugadores y técnicos a darse por satisfechos con el simple hecho de apropiarse de la pelota. Le ocurrió ayer a España, y no es la primera vez en los últimos tiempos. Suecia, encantada, le concedió la iniciativa y España, aliviada, se dedicó a narcotizar el juego. De nada le sirvió al equipo de Luis, que antes de los diez minutos ya había consentido el primer gol sueco. Un tanto que puso en entredicho las dotes visionarias del seleccionador. "Suecia querrá jugar a la contra y no podrá, no la dejaremos". Diez minutos tardó España en consentirlo, los que tardó Elmander en fusilar a Casillas tras un contragolpe lanzado por Svensson. En el segundo arreón, el propio Elmander, al que la levedad de la defensa española estuvo a punto de entronizar, remató al larguero. El equipo de Luis no había cumplido con la primera premisa. Le tocaba remar, para deleite de su atlético rival. Pero hasta que cambió el diseño en el segundo periodo no supo en qué dirección.

Con Suecia atrincherada, Xavi intentó sin éxito imponer su partitura. Desubicado Cesc y con Albelda fuera de plano toda la noche, el azulgrana se quedó a la intemperie. Luis había decidido cegar la orilla izquierda, por la que no hubo aviso alguno del 10 español, Capdevila, y en la derecha Ramos y Angulo resultaron irrelevantes. A Xavi no le quedaba más paisaje que el que le proporcionaban Torres y Villa, escoltados siempre por los centrales escandinavos, dos decatletas de primera. Sin dictado ofensivo, España se sintió incómoda en las dos direcciones. A Suecia le bastaba que Allback se descolgara por la zona de Albelda para, a modo de diana, lanzar al potentísimo Elmander. El valencianista, al que de forma sorprendente Luis dio carrete hasta el final, un reputado dinamitero, nunca estuvo al quite.

Tal era la tibieza española que Luis reaccionó con celeridad y en el descanso trastocó por completo el dibujo. Rescató a Iniesta en sustitución de Cesc, envidó con Puerta como relevo de Capdevila y redujo a la defensa a tres centrales: Ramos, Puyol y Juanito. Con Iniesta como violinista junto a Xavi y Puerta y Angulo -luego, Luis García- para el ensanche, España jugó con más decisión, con mayor impulso, y se acercó a la orilla del gol. Angulo, tras un magnífico servicio de Xavi; Torres y Villa estuvieron a un centímetro del empate. Y, más que ninguno de ellos, Puyol, que, con España desbocada, cabeceó una falta lateral que Linderoth desvió de cabeza. Era gol o gol, pero lo que llegó fue la segunda gran contra de Suecia, lanzada esta vez desde su banderín de córner izquierdo. España, que ya estaba nublada, apremiada por el reloj, defendió pésimamente la jugada y Allback, con clase, despachó definitivamente a la selección de Luis. Y quién sabe si a él mismo. Lo más probable es que de Luis hacia arriba, todos contemplativos y que pase el siguiente técnico, a poder ser el más barato posible. Los remedios que se precisan son mucho mayores. Empezando por la cúpula.

Villa se lamenta tras una ocasión perdida.
Villa se lamenta tras una ocasión perdida.EFE

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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