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Reportaje:Radiografía del deporte femenino español

"Las mujeres deportistas hemos dejado de ser un tabú en España"

Theresa Zabell, Marta Domínguez, Amaya Valdemoro, Conchita Martínez y Gemma Mengual avisan del lento crecimiento del número de licencias y de la falta de vocaciones tras el impulso que supuso para el deporte Barcelona 1992

España es la gran sensación del Mundial de hockey femenino de Madrid. Ha juntado a un grupo de deportistas profesionales que viven como aficionadas, sin cobrar sueldos de estrella, pidiendo vacaciones y bajas temporales en sus trabajos, para ganar a Alemania, la campeona olímpica, o a China, bronce mundialista. Son una cara del deporte femenino español. La otra es el baloncesto. Es la disciplina que practican más mujeres, con más de 107.000 federadas. Y la selección, que aglutina a jugadoras con dedicación exclusiva -profesionales que viven de y para el baloncesto- se quedó a cuatro puntos de las semifinales en el Mundial de Brasil, hace dos semanas. El deporte femenino español destaca cada vez en más disciplinas. Su presente es positivo. Su futuro, según sus propias protagonistas, incierto.

En una encuesta entre 1.300 escolares, ninguna niña quería dedicarse al deporte de mayor
"Falta ayuda desde fuera. Es imposible que salgan tantos buenos tenistas y tan pocas chicas"

"En los últimos años hemos avanzado, sobre todo en las disciplinas de equipo", reconoce Amaya Valdemoro, la gran estrella del baloncesto español. "Como cada vez hay más mujeres haciendo deporte, hay más competitividad entre nosotras y salen mejores tenistas, mejores jugadoras de baloncesto, mejores atletas... La mujer se suele iniciar en deportes de grupo, con las amigas, en el colegio", cuenta la escolta del Samara ruso, ganadora de tres anillos de campeona de la WNBA, la NBA femenina. "Además, Internet ha ayudado mucho al deporte femenino, porque hacer una página web no cuesta casi dinero y así se puede publicitar, con noticias o foros", continúa. "El problema es que generamos menos dinero que los hombres y por eso es normal que ganemos menos. No estamos en televisión. Y, aunque las chicas de abajo vienen pegando fuerte, habrá unos años duros de transición".

Sólo hay que mirar al atletismo. Ahí está Marta Domínguez, por ejemplo. Es una deportista excepcional. Domínguez ha ganado dos platas mundiales y dos oros europeos en 5.000 metros, entre otras medallas. Es una estrella reconocida internacionalmente. Y consigue vivir del atletismo. No es lo normal.

El número de licencias de deportistas femeninas en España sube de las 350.000 desde 1996 y, con pequeños vaivenes, ha llegado hasta las más de 560.000 de 2005. Dominan las practicantes del baloncesto, el golf, el atletismo o el voleibol. Y abundan las deportistas que, al contrario que Domínguez, una magnífica competidora, no pueden vivir del deporte al que se dedican profesionalmente.

"El deporte femenino está dejado de la mano de Dios", analiza la fondista de Palencia. "La televisión, que es la que hace que algo se conozca, no da mucho deporte femenino. Y si no estás metido en este trabajo, si no eres una profesional del deporte femenino, parece que no exista, no puedes saber nada...".

España lucha por estar en la élite del deporte femenino. Las mujeres españolas, que empezaron a incorporarse mayoritariamente al deporte en los años previos a los Juegos de Barcelona 1992, han ganado 22 medallas olímpicas (con seis oros) en más de 100 años de historia de los Juegos. Los hombres, en el mismo periodo, han ganado 73 metales (22 oros). Falta, dice Domínguez, inversión. Y amor por el deporte, apego al sufrimiento y afán de superación, los valores que ella defiende en las pistas y fuera de ellas. "El deporte es duro", sentencia. "Y el relevo generacional está complicado. El futuro son las inmigrantes, que son las que están dispuestas a sufrir, porque tienen necesidades. Acabaremos funcionando como en Francia, donde todos sus atletas son de ascendencia árabe. Eso pasará aquí en diez años. En Gotemburgo, durante los Europeos, el 8% de la selección española había nacido en el extranjero o era hijo de inmigrantes. En 10 años será el 50%".

A Domínguez -que vive y respira para entrenarse, que estudia recorridos y tácticas, que necesita conseguir resultados para mantener sus becas y sus patrocinadores-, le preocupa, le llama la atención, no ser tratada como un hombre. "Siempre digo que todavía nos queda mucho camino por recorrer", reflexiona. "El mismo resultado, con el mismo currículum, en un hombre y una mujer, no produce lo mismo", insiste. "La mujer tiene que estar todos los años consiguiendo cosas y un hombre puede vivir toda la vida de un solo éxito. Se nos tendría que considerar igual, vendernos igual, no dejarnos de lado".

¿Qué hay que hacer para mejorar la situación? "Para que salgan buenas mujeres tiene que haber ayudas económicas", explica Domínguez. "Lo cierto es que las instituciones ayudan más o menos por igual a mujeres y hombres, pero los patrocinadores siempre prefieren antes a un hombre que a una mujer. Los hombres siempre acaban quedando por encima: en televisión no se ven anuncios de mujeres deportistas y sí de Ronaldinho, de Casillas... y números unos mundiales como Gemma Mengual no están", se queja. "En el atletismo, a ellos les pagan más por el mero hecho de ser hombres. No sé si el hombre vende más, pero una niña no quiere ser como Casillas. Las niñas no pueden sentirse reflejadas en un hombre y acaban creyendo que el deporte es todo para ellos, para los hombres: como no ven mujeres en televisión, cree que no pueden ser como ellos".

A Theresa Zabell, doble oro olímpico en vela, revolucionaria de su deporte, una de las primeras mujeres en alcanzar la excelencia deportiva en España, también le preocupa la falta de referentes. Y echa mano de la estadística. Recuerda que en una encuesta de Adecco-Fundación Ecomar, la institución que preside, realizada a nivel nacional entre 1.300 escolares de entre 6 y 17 años, el 31% de los niños quería trabajar en algo relacionado con el deporte. "Y ni una sola chica quería", recalca; "porque no conocen el deporte. Las chicas todavía ven el deporte como un mundo muy masculino".

Zabell, sin embargo, piensa que las cosas están cambiando a mejor. Recuerda que en los años 60 y 70, cuando ella empezó a navegar, "no había ni vestuarios para mí, para chicas. Y tenía 14 ó 15 años. Eso era un gran corte para una niña. Había cosas que no eran fáciles. Afortunadamente, eso pertenece al pasado". ¿Y cuáles son los problemas de hoy? "Los Juegos de Barcelona marcaron un antes y un después en general. Las mujeres hemos dejado de ser un tabú en los deportes en los últimos 20 años", argumenta. "Ahora, en participación, hemos llegado a un nivel aceptable, casi de igualdad. Eso no pasa en las federaciones, las instituciones públicas, los comités o los medios de comunicación, donde no se llega ni al 20%. En eso, las grandes perjudicadas son las niñas jóvenes. Todos los niños quieren ser Alonso, Nadal... y las niñas no tienen referentes, no te saben decir nombres de deportistas".

Las mujeres practican deporte. El problema, según Zabell, es que acaban dejándolo empujadas por la presión social, los estudios y la realidad económica: casi ninguna mujer, recuerda, se ha hecho millonaria con el deporte. "Tenemos que asegurarnos de que haya una continuidad en la práctica deportiva: cuando les llega la edad del pavo, muchas dejan de hacer deporte, porque se junta lo de apretar más en los estudios y la obligatoriedad de renunciar a una parte de tu juventud, a salir, a los chicos, si te quieres dedicar al deporte", analiza. "Compaginar todo es difícil, y en las casas se prioriza el estudio. Tienes que tener mucha pasión por tu deporte, porque, al final, siempre te preguntan: '¿Sacrificio a cambio de qué?' Con una medalla olímpica no te ganas la vida y puedes tener problemas si has desatendido los estudios. Los chicos, mientras tanto, piensan en lo bien que se pueden ganar la vida con el deporte. Y no hay casos de chicas que lo hayan conseguido, exceptuando a Arantxa y Conchita".

El tenis. Todas las deportistas consultadas señalan a Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez como los grandes referentes de los años 90, como las mujeres responsables de incorporar a muchas otras al deporte, como las únicas que han conseguido ganar dinero, así, en mayúsculas. Hoy se han retirado. Y ninguna de sus sucesoras ha alcanzado su nivel. "Yo he sido afortunada", reconoce Conchita, la única española que ha ganado el torneo de Wimbledon. Afortunada, eso sí, con matices: "Sólo hay que mirar el dinero que hace cada año el 50 del mundo en hombres y la 50 en mujeres. La diferencia es astronómica. Y en Roland Garros y Wimbledon no hay igualdad de premios", asegura. "Falta ayuda desde fuera. Es imposible que salgan tantos chicos buenos tenistas y tan pocas chicas. No se dan las mismas ayudas. Ya es difícil que una mujer tenga ganas de hacer un deporte profesionalmente para que encima no se le ayude. Hay que hacer un mayor esfuerzo. Muchas veces los mejores entrenadores van con los chicos... España es un país bastante machista. Siempre lo ha sido".

Las estadísticas, sin embargo, señalan que el reparto de las ayudas está relacionado con el rendimiento y los resultados. 178 mujeres tuvieron una beca ADO en 2005. Y 219 pudieron disfrutar de las ventajas de entrenarse en un centro de alto rendimiento. "Para nosotras fue un gran cambio entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona", cuenta Gemma Mengual, la cara amable de la natación sincronizada española, con un buen puñado de medallas mundiales y europeas en la mochila. "Entrenarnos todas juntas 8 horas al día durante todo el año hace mucho, sobre todo en un deporte de equipo. Y tener todo alrededor, el médico, la alimentación adecuada, las infraestructuras, también. Todo influye". ¿Hay una crisis del deporte femenino? "No. Avanza a una velocidad considerable. En los últimos años hemos dado muchas alegrías, con grandes resultados. Lo que se necesitan son resultados y medallas. Lo otro vendrá si viene: no nos podemos escudar en los medios de comunicación. Son necesarios, porque motivan. Pero lo importante es el rendimiento. Los resultados. Las medallas. Si se consiguen, las chicas que vienen detrás ven que es posible y se motivan".

Conchita Martínez, durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Conchita Martínez, durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.ASSOCIATED PRESS
Gemma Mengual, a la izquierda, durante los Mundiales de Montreal 2005. A la derecha, Amaya Valdemoro.
Gemma Mengual, a la izquierda, durante los Mundiales de Montreal 2005. A la derecha, Amaya Valdemoro.EFE / AP

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