Gibraltar: más cerca
El Acuerdo sobre Gibraltar alcanzado por el Foro Tripartito (que agrupa a las autoridades de España, Reino Unido y Gibraltar) es, al tiempo, una imaginativa solución diplomática que desbloquea un contencioso histórico enquistado, y un logro concreto para los ciudadanos del Peñón y del Campo de Gibraltar.
Unos y otros verán cómo se les facilita la vida y se hacen más fluidas y cercanas sus relaciones. Gibraltar y su entorno, el Campo de Gibraltar, y por extensión Cádiz y Andalucía -y ¿por qué no decirlo? España- están ahora más cerca. Lo van a estar en sentido físico, porque los acuerdos sobre uso conjunto del aeropuerto, telecomunicaciones y mejora del tránsito harán más fácil la comunicación entre los dos lados. Y en sentido psicológico -y, por lo tanto, también político- porque el fruto de esta cooperación razonable y de sentido común, junto al papel del Instituto Cervantes para acercarnos culturalmente a los gibraltareños, es un paso de gigante en confianza mutua y buena voluntad.
Y es precisamente a este nivel como se podrá mejorar el clima y ganar voluntades para una solución cabal del espinoso asunto de la soberanía: mejorando y desatascando los innumerables problemas y barreras que dificultaban la vida ciudadana a uno y otro lado de la verja, y que se habían convertido en absurdos irritantes en las relaciones de dos países amigos. La estrategia del diálogo -empleando la imaginación y la flexibilidad práctica- ha demostrado ser, en éste como en otros casos, mucho más efectiva que la de la confrontación.
Sin ceder ni un ápice en la reivindicación irrenunciable de la soberanía, pero mejorando sin duda las perspectivas futuras a este respecto, el Acuerdo -de cuya gestación ha sido puntualmente informado el Gobierno andaluz- está hecho pensando en los ciudadanos de ambas partes. Y tendrá beneficios inmediatos: para los habitantes del Campo de Gibraltar; para los antiguos trabajadores andaluces de la Roca; para los turistas y transeúntes -que dejarán de estar penalizados por viajar a, desde o a través de la colonia británica- y para las empresas y particulares con relaciones a ambos lados. El acuerdo sobre pensiones, en concreto, es un logro definitivo para los ex trabajadores andaluces de Gibraltar, afectados por el cierre de 1969, tras 37 años de espera. La oferta del Reino Unido supone un desembolso de más de 35 millones de euros, un promedio de 6.200 € (un tanto alzado en compensación por los retrasos) para cada uno de los cerca de 6.000 afectados. Y la actualización de sus derechos, a partir de ahora.
Por supuesto, el acuerdo beneficia de forma directísima a los propios gibraltareños, que dejarán de ver a España sólo como una verja molesta, engorrosa y rígida: la contraimagen del Peñón, es decir, un "peñazo" cotidiano. En su lugar, empezarán a aceptarnos como el ámbito natural, físico y cultural en el que viven y, cada vez más, se integran. Un desbloqueo que no sólo mejora las oportunidades de desarrollo económico de todo el Campo de Gibraltar, sino que abre perspectivas para relanzar una cooperación a nivel comarcal y regional. El Gobierno andaluz hará todo lo que esté en su mano para lograr, en el marco de la Comisión Mixta Gibraltar-Campo de Gibraltar, acuerdos sobre salud, medio ambiente, educación, protección civil y cuantos temas concretos contribuyan a facilitar las cosas y mejorar las relaciones entre los ciudadanos de la zona.
Por supuesto, nuestra leal oposición se ha apresurado a gritar: "¡traición, cesión y menoscabo del honor patrio!". No me extraña. Para quienes entienden la diplomacia desde la sutileza del "método Perejil", un concepto de España anclado en los Reyes Católicos, y una sensibilidad inter-cultural tan rencorosa como para pedir cuentas históricas colectivas (¡y mil perdones!) a 1.300 millones de musulmanes por Al-Andalus... un acuerdo tan equilibrado y práctico como éste, y tan alejado de las esencias patrioteras, debe resultarles ininteligible. Pero se lo voy a explicar: hoy Gibraltar está, en términos humanos, mucho más cerca de Andalucía y de España. Lo que significa -si entendemos la Política como la agregación de lo humano- que mañana lo estará también en términos políticos.
Gaspar Zarrías Arévalo es consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía.
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