Una bala en la recámara

"Hay jugadores sin técnica que pueden competir en Primera porque tienen cabeza. Raúl Bravo no tiene técnica y tampoco tiene mucha cabeza. Pero tiene velocidad, y con eso le alcanza". La reflexión la hizo ayer uno de los responsables del Madrid que siguió de cerca la carrera de este jugador peculiar.

La velocidad da para mucho. Si hay que resolver la situación contractual de algunos futbolistas, el Madrid no vacila y renueva a Bravo. Si hay que sustituir a un central zurdo, o diestro, juega Bravo. Si hay que reemplazar a Roberto Carlos, calienta Bravo. Si se lesiona el lateral derecho -como ocurrió con Cicinho en Heliópolis el sábado-, el técnico manda al de siempre. Como Del Bosque en 2001, Queiroz en 2003, Luxemburgo en 2005, López Caro en 2006 y ahora Capello: "Que se prepare Bravo".

Bravo inspira confianza. A los directivos les gusta porque cobra poco y nunca se queja de nada. Florentino Pérez, el ex presidente madridista, llegó a confesar que le renovó porque le daba pena no hacerlo. Porque Bravo tuvo un origen muy humilde y debió luchar contra todo tipo de dificultades en su Valencia natal. Siempre salió de los problemas con esa sonrisa ingenua que le caracteriza, como de haberse despertado de una siesta pesada. Su principal obsesión fue sacar de la miseria a su familia. Con 20 años pidió un préstamo al club para comprar una casa en Madrid en donde cuidar de sus hermanos menores y de su madre. En actuaciones como la de Sevilla, correctas, se ganó la confianza que ahora le renuevan.

Bravo no tiene más que velocidad, pero resulta tranquilizador para los entrenadores, que ven en él a un tipo dócil fuera de la cancha e incansable adentro.Walter di Salvo, preparador físico del Manchester que coincidió con Bravo en 2003 lo tiene claro: "Si quieres un defensa rápido, Bravo es el más rápido de todos".

El hombre al que debió reemplazar Bravo el sábado, Cicinho, será operado hoy de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.