Joven, educado en Eton y buen comunicador
A diferencia de Margaret Thatcher y John Major, de orígenes humildes, David Cameron nació en una familia acomodada y se educó en el elitista Eton College. Nacido en 1966, desarrolló su carrera profesional en el mundo de las relaciones públicas antes de entrar en el parlamento en 2001. Su primera tarea ha sido luchar contra las acusaciones de que es un niño pijo, un hombre de mucha imagen y poca sustancia que representa lo peor de Tony Blair sin tener sus cualidades políticas.
Su querencia por lo mediático le ha llevado a cometer algún patinazo. Quiso lanzar su imagen de hombre preocupado por el medio ambiente aireando sus viajes en bicicleta desde su casa en Notting Hill a los Comunes. La operación se fue al traste cuando un par de días después los medios desvelaron que detrás de la bicicleta de Cameron iba el coche oficial con el traje y la cartera.
La posición de los tories se ha reforzado en las últimas encuestas, que les dan una ventaja de hasta nueve puntos y en las que por fin alcanzan el umbral del 40% del voto. Pero Cameron sigue siendo un desconocido para el gran público. El 42% de los encuestados por Mori este mismo mes no tienen aún opinión formada sobre él.
Grandes proclamas
En su primer año como líder ha centrado el partido en las grandes proclamas, pero no ha detallado aún sus propuestas políticas concretas. Pero faltan casi tres años para las elecciones y los expertos no esperan que las desgrane hasta 2008. Su objetivo ahora es convencer a la gente de que los tories son una alternativa real de Gobierno y a su partido de que la única manera de conseguirlo es desde el centro.
Las encuestas confirman que está en camino de lograr lo primero, pero es aún pronto para asegurar lo segundo. Las bases han aprobado esta misma semana con un 92% de apoyos el documento programático que fija las grandes líneas de esos objetivos. Un texto escrito en positivo y difícilmente rechazable. "Hasta el Partido de los Trabajadores de Corea del Norte estaría de acuerdo en apoyar una sociedad en la que cada uno pueda encontrar una felicidad verdadera y larga", ironizaba semanas atrás el Financial Times. Pese al abrumador resultado, sólo uno de cada cuatro militantes se ha tomado la molestia de opinar, dejando en el aire una sombra de duda sobre el verdadero calado del apoyo de las bases al centrismo de Cameron.
Desde la derecha ya se han alzado voces contra ese viaje al centro. El diputado Edward Leigh ha advertido de que "ir demasiado lejos para atraer al voto flotante es una estrategia de alto riesgo" y se ha quejado de que se estén marginando los valores tories tradicionales.
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