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Golf | Copa Ryder

La doble nostalgia de Palmer

Arnold Palmer, una de las leyendas del golf, vuelve a ser protagonista, aunque indirecto, de la Copa Ryder. A sus 77 años recién cumplidos, este estadounidense ganador de siete títulos del Grand Slam, entre 1958 y 1964, da su apellido al campo del club The K. Su equipo y él lo diseñaron en 1990 y lo estrenaron en 1991. Ahora, por descontado, se han hecho algunos retoques con el fin de dar aún más espectacularidad al torneo: una trampa de arena por aquí o por allí, alteraciones en algunos greens, más árboles... El abuelo, en definitiva, ha disfrutado como un niño esta semana con tanto agasajo.

¿Y a la hora de la verdad? A la hora de la verdad, lo cierto es que Palmer no las tiene todas consigo y destila una doble nostalgia. La propia del golfista eterno que querría seguir dándole a la bola y la ajena por el perdido dominio de Estados Unidos sin su colaboración. Y es que él sólo conoció victorias. Seis como jugador frente a Gran Bretaña o ya al final Gran Bretaña e Irlanda: 1961, 1963, 1965, 1967, 1971 y 1973 (22 triunfos suyos, 2 empates y 8 derrotas). Y una más como capitán: 1975. Un balance demoledor que no tiene nada que ver con la época moderna, ya con toda Europa en liza.

"Espero que venzamos de nuevo", comenta sin demasiada fe en apariencia mientras se solidariza con Tom Lehman, el director de Tiger Woods y compañía: "Una vez que designa las parejas y los partidos echan a andar, apenas puede hacer algo más. Todo depende de su gente. Es frustrante, pero... Su papel se reduce a lo psicológico, a tratar de disipar sus dudas y corregir sus defectos, a animarles en una palabra". Él también lo va a hacer, por supuesto. Y, de hoyo en hoyo, se imaginará ensayando su swing mágico; colocándose ante la pelota, bien centrado, y golpeándola con toda su alma.

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